Teníamos en casa un trozo de cabrales que nos sobró de una cena con quesos y nos sabía mal que se echara a perder. Así que se nos ocurrió aprovecharlo para hacer una salsa con la que acompañar unos trozos de un buen solomillo de cerdo.
Y aquí tienen: solomillo al cabrales.
Los ingredientes (para 4 personas)
1 solomillo de cerdo, 400 ml. de crema de leche, un trozo de cabrales, sal, pimienta negra molida y aceite de oliva virgen extra (AOVE)
La preparación
Doramos el solomillo en una sartén con aceite por todos sus lados a fuego vivo y luego lo dejamos unos minutos a fuego más lento mientras por dentro va tomando el punto ideal: ligeramente rosadito pero no crudo. Salpimentamos.
En otra sartén, ponemos la crema de leche y cuando haya tomado temperatura le vamos deshaciendo poco a poco el cabrales a pequeños trozos hasta que esté a nuestro gusto.
No le vamos a añadir sal al principio pues el queso aporta algo de salinidad. Al final rectificaremos la salsa con la sal que sea necesaria.
Finalmente cortamos el solomillo en diversos filetes y emplatamos con la salsa por encima.
La degustación
El queso cabrales le da a las salsas un sabor inconfundible, muy característico. Sus salinidad y esas notas volátiles que a mi me recuerdan al pegamento Imedio son el contrapunto adecuado para las carnes de cerdo, siempre dulzonas.
Para beber, el tema está complicado con los vinos y este queso tan fuerte: se me ocurre un vino potente, moderno, con buena fruta y una maduración óptima como este Vinyes dels Aspres: S'Alou 2004; o tal vez un buen Priorato, ustedes eligen...
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