Este pan de cañada o pan plano con aceite es una masa medieval típica de los pastores transhumantes de Aragón, que lo consumían cuando llevaban el ganado por las cañadas cercanas. Una variante es el pan de corteza que se preparaba en Nápoles en el siglo XVII y que dio lugar a las bases de las actuales pizzas.
Lo característico de este pan es su poca altura, inferior a los cinco centimétros. Se puede preparar la masa por la noche, guardarse en el frigorífico dentro de una bolsa de plástico y continuar con la receta al día siguiente después de haber dejado levar la masa a temperatura ambiente.
Empezamos poniendo en el vaso el agua y la levadura y mezclamos 1 min/37º/vel 2. Añadimos la harina, 30 g de aceite y la sal y amasamos 1 min/vel espiga. Retiramos la masa del vaso, formamos una bola y la dejamos reposar cubierta con un paño hasta que doble su volumen (aproximadamente 1 hora).
Precalentamos el horno a 220ºC. Untamos con aceite una bandeja de horno. Extendemos la masa dándole forma ovalada (unos 40 cm de largo) y la colocamos en la bandeja preparada. La regamos con el resto de aceite y presionamos la superficie con los dedos para que la masa se impregne con el azúcar.
Espolvoreamos con el azúcar (si lo vamos a usar, si no nos saltamos este paso). Horneamos la masa durante 20 minutos a 220ºC. Retiramos del horno, dejamos enfriar ligeramente y cortamos el pan en porciones antes de servir.
Con qué acompañar el pan de cañada o plan plano de aceite
Este pan de cañada o pan plano con aceite aguanta tierno mucho tiempo. A mis hijos les gustó mucho, aunque me costó convencerlos de que no era una focaccia. Lo característico es su intenso color dorado, consecuencia del aceite de oliva con el que se pincela la masa antes de meterla en el horno. Está delicioso acompañado de jamón ibérico y tomate.
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