Hacía muchísimo tiempo que no preparaba unas brochetas, y no sé porque, pues es de lo más sencillo y fácil que podemos hacer en nuestra cocina. Así que ni corta ni perezosa rescaté del cajón mis antiguos pinchos de morunos y dispuse de entrante para la cena unas deliciosas brochetas de pera, queso de Arzúa y jamón serrano.
El queso de Arzúa-Ulloa es un queso gallego de pasta blanda, de corteza fina, forma circular aplastada y que posee Denominación de Origen Protegida. Muy cremoso, creo que ahora ya es sencillo de encontrar en cualquier gran superficie fuera de Galicia. En este caso se adapta muy bien a la receta pues al calor derrite perfectamente, pero podéis usar otra variedad de un queso que funda bien a vuestra elección.
Pelar las peras, quitándole el corazón central y las pepitas. Cortarlas en ocho gajos y rociarlas con el zumo del limón para que no se ennegrezcan. Por otra parte ir retirando la corteza al queso y cortarlo en bastones, envolviendo cada uno con media loncha de jamón serrano.
En una brocheta de madera o de metal ir insertando un trozo de pera y un rollito de queso y jamón. Colocando dos unidades de cada una de forma alterna. Después en una sartén antiadherente calentar un chorrito de aceite y dorar las brochetas durante uno o dos minutos por cada lado o hasta que veáis el queso derretido.
Con qué acompañar las brochetas
Estas brochetas de pera, queso de Arzúa y jamón serrano como os podéis imaginar se deben de consumir bien calientes. El contraste dulce de las peras casa perfectamente con el salado del jamón serrano, creando una combinación deliciosa.
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