Fáciles, rápidos y originales. Así es como se pueden definir estos saquitos de pesto y zamburiñas, un plato que se prepara con cuatro cosas y que resulta ideal como entrante. Si además tenemos la suerte de coincidir con la captura de la zamburiña gallega, que durante los meses de verano está en veda, los disfrutaremos el doble. Y si no las encontramos frescas en el mercado, siempre nos queda el recurso de las zamburiñas congeladas, que para estos saquitos nos valdrían perfectamente.
El pesto que he usado para la receta en este caso es comprado, pero lo podéis preparar en casa pues es muy sencillo, os dejo el enlace al final del post para el que desee hacerlo casero. Se necesita muy poquita cantidad para estos saquitos, por ello es por lo que me ha decantado por pesto “de bote”, pues no tenía previsto hacer próximamente otra receta en donde lo necesitase y se conserva mejor en la nevera el comprado.
Comenzaremos precalentando el horno a 180ºC. Derretir a fuego lento en un cacito la mantequilla, dejarla templarla un poco. Picar la cebolleta en trozos muy menudos.
Extender una lámina de masa filo y pincelar de mantequilla toda su superficie. Repetir esta operación con el resto de las láminas de pasta filo. Dividirla en seis rectángulos cortándola con un cuchillo bien afilado o un corta pizzas.
Colocar un montoncito de cebolleta en el centro de cada rectángulo, encima las dos zamburiñas con una pizca de sal y encima de ellas la cucharadita de café de. Cerrar los saquitos. Colocar una placa de horno con papel pergamino y hornearlos durante 15 minutos, o hasta que los veamos dorados.
Con qué acompañar los saquitos
Estos saquitos de pesto y zamburiñas es importante tomarlos recién sacados del horno para que la masa esté crujiente. Si os gusta el queso, un truco que le queda muy bien es espolvorear parmesano rallado encima de cada hoja de masa filo, después de pincelarla con la mantequilla.
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