¿Buscas una cena fácil, barata y deliciosa? Este clásico entre los clásicos nunca falla

Si no quieres liarte mucho en la cocina, pero quieres un plato que te alegre la semana, esta receta de pollo no te defraudará

Hacer algún guiso de pollo siempre es una buena idea, pero no todos los días tenemos el tiempo (ni las ganas) de currarnos un pollo al chilindrón y preferimos algo más sencillo.

Para ello, nada mejor que el clásico entre los clásicos que os proponemos recuperar hoy: el pollo al ajillo.

Para preparar un buen pollo al ajillo no se necesitan más que cuatro ingredientes que todos tenemos en casa: obviamente, pollo y ajo, además de aceite de oliva, vino blanco.

Su elaboración no entraña ningún misterio: la clave reside en que se cocine hasta que quede tierno, con la humedad suficiente para que no quede seco. Para ello, debemos dorar el pollo troceado bien salpimentado en aceite de oliva caliente con los ajos y agregar vino blanco o fino para que se cocine a fuego lento hasta que la salsa se reduzca casi por completo –además de vino, puedes también usar caldo de pollo–. Al final, podemos darle también un toque de limón.

Por último, pero no menos importante, hablemos de cómo acompañar este delicioso plato. Una opción clásica es servirlo con patatas fritas o arroz blanco, pero también puedes optar por una ensalada fresca para equilibrar el sabor intenso del ajo. Y no olvides, claro, tener a mano un buen pan para mojar la salsa.

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En DAP | Conejo al ajillo

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