A esta receta de costillas de cerdo caramelizadas y hortalizas con almendras mis hijos la llaman "menú chino al estilo de mamá". Sé que, en puridad, no es un menú chino, pero es muy fácil de preparar y lo cierto es que, cuando tengo un poco de prisa, me ha sacado de más de un apuro. Os aseguro que hasta los paladares más exigentes quedan encantados.
Otra ventaja que tiene esta versión casera de comida oriental es que no necesita de ingredientes exóticos difíciles de encontrar. Todos forman parte habitualmente de nuestra despensa. Las cantidades que os pongo son orientativas, podéis añadir o restar a vuestro gusto.
Ingredientes
- Costillas de cerdo 1 kg
- Azúcar moreno 6 cucharadas
- Sal
- Salsa de soja al gusto
- Cebolla morada 1
- Pimiento entreverado 1
- Zanahoria 2
- Calabacín 1
- Almendras fritas
- Aceite de oliva virgen extra
Cómo hacer costillas de cerdo caramelizadas y hortalizas con almendras
- Tiempo total
Empezamos cortando todas las hortalizas en palitos finos y disponiéndolas en distintos platos. Calentamos un poco de aceite en un wok y vamos añadiendo las hortalizas de una en una. El orden que seguí fue: cebolla, pimiento, zanahoria y calabacín.
Las haremos removiendo continuamente. Tenemos que dejarlas un poco crujientes. Cuando estén de nuestro agrado, las salamos y añadimos salsa de soja al gusto, removiendo bien. Por último, agregamos las almendras fritas y reservamos.
Salamos las costillas de cerdo y las freímos en una sartén honda con un poco de aceite. Tenemos que ir removiendolas para que se hagan por todos lados. Cuando estén bien hechas, añadimos el azúcar moreno y medio vasito de salsa de soja. Las dejamos hacerse hasta que el azúcar se funda del todo y la carne quede enteramente caramelizada.
Con qué acompañar las costillas de cerdo caramelizadas y hortalizas con almendras
Para acompañar esta receta de costillas de cerdo caramelizadas y hortalizas con almendras, herví un poco de arroz y dispuse cada cosa en bandejas separadas. Como mis hijos se tomaron muy en serio lo del menú chino prepararon unos cuencos de estilo oriental, con dibujos de carpas, con un poco de agua para lavarnos las manos después de comer. Los palillos, aunque evidentemente no los usamos, también fueron cosa suya.
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