Hacía años que no preparaba goulash y no llego a comprender porqué he permitido que esto ocurriera. ¡Con lo rico que está y lo fácil de elaborar que resulta! El caso es que, como siempre ando buscando recetas nuevas que probar, pues muchas otras que me apasionan caen en el olvido. Pero este fin de semana he decidido darme un descanso y disfrutar de un sabroso y sencillo goulash de cerdo.
El goulash es un estofado tradicional húngaro que, generalmente, se prepara con carne de ternera. Dependiendo de quién lo prepare, se le añade patata, zanahoria, pimiento u otras verduras. A mi me gusta solo con cebolla, porque el sabor de la carne y de pimentón se aprecia en todo su esplendor. Además, al llevar menos ingredientes, también resulta un goulash muy sencillo de elaborar.
Comenzamos limpiando la carne de posibles restos de grasa o gordo, retirándolos con un cuchillo afilado. A continuación la sazonamos y la enharinamos. Espolvoreando la harina sobre los trozos de carne esparcidos en un plato amplio y removiendo con las manos para que queden bien cubiertos de harina.
En la misma cazuela en la que coceremos el goulash (debemos, por ello, asegurarnos de que sea amplia), calentamos un poco de aceite y salteamos la carne de cerdo, por tandas, removiendo constantemente. El fuego habrá de estar fuerte para que no se cueza, sino que se dore por el exterior y se selle, reteniendo así sus jugos. Retiramos y reservamos.
A continuación, añadimos un poco más de aceite a la cazuela y agregamos la cebolla, que habremos pelado y cortado en juliana fina. Pochamos a fuego suave durante unos 15 minutos o hasta que comience a volverse transparente. Condimentamos con los dos tipos de pimentón, añadimos la carne de cerdo y removemos para mezclar bien.
Regamos con el caldo de carne y, cuando arranque de nuevo el hervor, tapamos la cazuela y programamos dos horas de cocción a fuego muy suave, lo mínimo posible. Comprobamos de vez en cuando que el caldo no se ha evaporado, para que no se pegue la carne a la base. Si esto ocurriera, agregamos un poco de agua o más caldo y dejamos que continúe cociendo.
Transcurrido el tiempo de cocción, y justo antes de servir el goulash, añadimos la nata líquida y removemos. La nata no debe de hervir, así que esto lo haremos una vez retirada la cazuela del fuego.
Con qué acompañar el goulash de cerdo
Creo que la guarnición que mejor acompaña al goulash de cerdo es el arroz, aunque yo no le haría feos a un puré de patata casero o, incluso, a unas patatas asadas. Por supuesto, todo ello acompañado de mucho pan. La salsa es tan sabrosa que no podréis resistir mojar en ella, así que haceros con una buena hogaza. Lo agradeceréis.