A lo largo de la historia de Directo al Paladar hemos publicado docenas de guisos de pollo, pero nunca son suficientes, y más cuando te encuentras una maravilla como la que traemos hoy.
Este pollo con una salsa de nata, vino, ajo, champiñones y puerros, es sencillamente impresionante: una explosión de sabor que nadie debería perderse.
La receta la hemos adaptado de una publicación de The New York Times añadiendo un toque español: con vino fino de Jerez y un poco de caldo de pollo, para lograr una salsa (creemos) aún más sabrosa.
Para hacer esta receta debemos decir a nuestro pollero que nos separe los muslos, contramuslos y alitas para esta receta: las carcasas las podemos usar para hacer el caldo de pollo y las pechugas las reservamos para otras elaboraciones. Si compramos el pollo entero, podemos despiezarlo nosotros muy fácilmente como explicamos en el siguiente vídeo:
Secamos las piezas de pollo con papel de cocina, las salpimentamos generosamente y las untamos con uno de los dientes de ajo rallado (o picado muy fino). Añadimos entonces una cucharada de aceite y otra de mantequilla a una olla con tapa, a fuego medio-alto. Cunado se derrita la mantequilla echamos el pollo, y dejamos que se dore bien por todos los lados, hasta que la piel quede criujiente, con tonos marrones. Esto nos llevará unos 5 minutos por lado.
Cuando el pollo esté dorado, lo retiramos de la olla y reservamos. Añadimos entonces otras dos cucharadas de aceite y mantequilla y los champiñones lavados y laminados. Los cocinamos durante unos 5 minutos, hasta que estén bien dorados. Bajamos algo el fuego y añadimos entonces el puerro (o incluso dos si son pequeños) –cortado longitudinalmente y, después, en medias lunas– y dos dientes de ajo laminados. Cocinamos todo bien hasta que el puerro adiquiera tonos marrones, lo que nos llevará entre 5 y 10 minutos.
Una vez están listas las verduras, añadimos una rama de romero fresco y un vaso de vino fino o manzanilla –o, en su defecto, cualquier vino blanco seco–. Subimos el fuego, desglasamos el fondo de la olla, y dejamos que se evapore el alcohol y el líquido se reduzca casi por completo. Añadimos entonces el pollo con todos sus jugos, y el caldo hasta que cubra aproximadamente la mitad del pollo (en torno a un vaso), bajamos el fuego a media potencia, ponemos la tapa y dejamos que el pollo se cocine hasta que este tierno: unos 25 minutos para pollos convencionales y hasta 35 si hemos comprado un buen pollo de corral.
Sacamos entonces el pollo de la olla, que podemos poner ya en la fuente en que vayamos a servir, y subimos un poco el fuego para que la salsa se reduzca. Pasados entre dos y cinco minutos añadimos el diente de ajo que nos queda rallado, la crème fraîche (o, en su defecto, nata para montar, que tiene más grasa que la que solemos usar para cocinar) y la ralladura de medio limón. Cocinamos la salsa unos minutos, probamos de sal y pimienta, y la echamos sobre el pollo. Para finalizar, espolvoreamos un puñado de perejil recién picado, y servimos de inmediato.
Si no vas a servir en ese momento el pollo, puedes reintegrarlo a la olla con la salsa y guardarlo todo junto hasta que vasyas a comerlo. Aguanta en la nevera hasta dos días (y estará más sabroso de un día para otro).
Con qué acompañar el pollo con nata y champiñones
Este guiso de pollo es bastante contundente, así que es perfecto como plato único. Sobra decir, que está bien acompañrlo de un poco de pan o, por qué no, un buen puré de patatas casero, que nos permitirá aprovechar aún más el sabor de la salsa.
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