Hay clásicos que nunca pasan de moda y recetas que, aunque los tiempos cambien, nunca dejan de apetecer. Este platazo de cordero guisado es una oportunidad perfecta para reconciliarse con los guisos y mojar pan a reventar, y no reservar este animal solo para cocinar cordero asado con patatas en ocasiones especiales.
La gracia es, además, hacerlo con partes del cordero que no sean tan caras y onerosas, como el cuello o la falda, para así hacer más amable el bocado. Además, como tienen un porcentaje de grasa más alto, quedan más suculentas.
Esta receta se puede hacer con cordero lechal, pero la recomendación es que al menos sea recental o sea ternasco de Aragón, que tienen más talla y más potencia.
Todo un clásico de nuestra cocina que comparte presencia con el cordero al chilindrón, la típica caldereta de cordero o los clásicos morunos tajines de cordero al estilo marroquí. Una declaración de intenciones para demostrar que más allá del lechal o pierna de cordero al horno o las chuletas de cordero a la brasa hay otra cocina que no debemos perder de vista.
Lo primero que debemos hacer es trocear el cordero si no estuviera ya. Con él listo, lo salpimentamos y lo marcamos a fuego fuerte con una cucharadita de aceite en una cazuela ancha y baja a fuego fuerte. Sacamos y reservamos.
En la misma cazuela pochamos las verduras troceadas, durante unos 20 minutos a fuego suave. Pasado ese tiempo añadimos los alcoholes y dejamos reducir. Agregamos el tomate rallado y las especias y dejamos cocinar 15 minutos más.
Para acabar, añadimos el cordero y el agua y hervimos a fuego suave y con la tapa puesta durante una hora o hasta que el cordero esté tierno.
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Con qué acompañar el cordero guisado tradicional
Siempre que pensamos en uno de estos guisotes es imposible no pensar también en unas patatas fritas en cubitos, aunque también podríais cortarlas en bastones. Es un plato principal potente que también pide pan, así que con un primero ligero, suficiente.
Una sopa de pollo, una ensalada mixta o una ensalada campera son suficientes para equilibrar la potencia de este cordero guisado que, como otras recetas similares, está aún mejor al día siguiente.
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