Me encanta lo de caramelizar al horno. Lo habitual es hacerlo con el cerdo, que le pega mucho, pero también podemos hacerlo con estas pechugas de pollo caramelizadas, o con otras partes del pollo, como cuartos traseros o alitas.
Es una receta realmente fácil que podemos preparar sin apenas manchar, que es otra de las cosas que valoro yo mucho de una receta, aunque en esta hay que andar con ojo de no pasarse con los tiempos o las pechugas se nos quedarán un secas, que me alguna vez me he despistado y me ha ocurrido.
Comenzamos fileteando las pechugas, en unos tres filetes gruesos cada una. Luego derretimos 40 g de mantequilla en una cazuela que podamos meter en el horno (también podéis usar aceite) y doramos las pechugas por ambos lados, sin cocinarlas completamente.
Retiramos las pechugas, añadimos el resto de la mantequilla o un poco más de aceite y doramos los dientes de ajo picados. Incorporamos también la miel y el azúcar, removiendo bien. Volvemos a colocar las pechugas y las impregnamos bien con la salsa.
Horneamos durante 20 minutos con el horno a 200 ºC, aunque podéis ajustar el tiempo en función del tamaño de las pechugas y vuestros gustos. Lo ideal es darle la vuelta a las pechugas a mitad cocción para que caramelicen por ambos lados. Servir caliente.
Con qué acompañar las pechugas de pollo caramelizadas
Ya he avisado que me encanta el caramelizado sobre cualquier carne, y no iba a ser menos en estas pechugas de pollo caramelizadas. También se me ocurre que puede ser buena idea cortar la pechuga en dados antes de caramelizarlas, para servirlas como aperitivo.
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