Fresca y primaveral, así os puedo describir esta ensalada de langostinos, pomelo y aguacate. Y es que ya solo el nombre invita a pensar en comidas en una terraza o en el campo, con sus colores y su mezcla de sabores ácidos y de mar.
Para elaborarla he usado pomelo rosa, de sabor más ácido y que contrasta a la perfección con el aguacate y el marisco. También podéis hacer una versión más sofisticada empleando langosta, pero aunque he de deciros que yo la he probado y resulta deliciosa, con los langostinos resulta más barata e igualmente espectacular.
Comenzaremos cociendo durante tres minutos los langostinos en abundante agua hirviendo y sal. Los escurrimos y reservamos para que enfríen, para posteriormente pelarlos.
Mientras, pelamos el pomelo sin dejar parte de piel blanca y lo partimos en gajos, reservando dos cucharadas soperas de su zumo. También pelamos y cortamos en gajos el aguacate.
En un bol echamos dos cucharadas soperas del zumo de pomelo, dos cucharadas soperas de vinagre de sidra, media cucharadita de sal, la cebolleta picada menuda y la pimienta. Removemos y terminamos añadiendo dos cucharadas del aceite de oliva virgen extra. Mezclamos hasta que quede una emulsión suave y añadimos los langostinos cortados en trozos, removiendo para que se impregnen bien en la vinagreta.
En una ensaladera echamos una cama de mezclum de lechugas, colocamos los trozos de aguacate y pomelo, sazonamos con el resto del aceite y el vinagre sobrante así como con un poco de sal al gusto. Echamos por encima los langostinos y la vinagreta y servimos rápidamente.
Con qué acompañar la ensalada de langostinos, aguacate y pomelo
La ensalada de langostinos, aguacate y pomelo es ideal para disfrutar en los días más calurosos, pues refresca y gracias a la abundante cantidad de marisco es completa y saciante. Podemos dejar los langostino en el aliño guardado en la nevera y la fruta con un chorro de limón para que no se oxide y prepararla en un momento una vez que lleguemos a casa.