Hay que ver la cantidad de cosas que se pueden hacer con huevos, bacon, queso y patatas. Mi receta favorita con estos ingredientes son los huevos al nido con bacon, pero hay que reconocer que esta patata asada rellena de huevo y bacon con queso gratinado tiene también un aspecto muy tentador.
Lo mejor de esta receta es que, aunque es un poco larga de preparar, la parte que más tiempo lleva (cocer las patatas) podemos hacerla con antelación y tenerla lista para rematar la comida o la cena en un periquete.
Empezamos cociendo las patatas (medianas tirando a grandes). Podemos hacerlo de dos maneras. Para ser más fieles al nombre de la receta, lo suyo es envolverla en papel de aluminio y hornearla a 200ºC durante una hora más o menos, pero si como era mi caso tenéis el horno ocupado en otra cosa, tampoco pasa nada si las cocéis en una olla, al menos 30 minutos (aunque puede hacer falta más) hasta que metamos un palillo sin dificultad, pero sin que llegue a deshacerse.
El siguiente paso es dejar que la patata se enfríe un poco. Luego la "destapamos" por uno de los lados y la vaciamos con mucho cuidado de que no se rompa la piel y las paredes, o si no cuando añadamos el huevo se saldrá la clara y será un desastre, lo digo por experiencia.
Colocamos ahora las patatas en una bandeja con papel de hornear y las rellenamos siguiendo este orden: un poco de mantequilla, sal y pimienta, un poco de bacon en tiras dorado en la sartén, queso cheddar rallado (u otro que se derrita bien), un huevo, un poco más de bacon y otro tanto de queso. Horneamos durante 15 o 20 minutos a 200ºC hasta que se haya cuajado la clara pero no la yema y servimos caliente con un poco de perejil o cebollino picado.
Con qué acompañar las patatas asadas
Creo que es tontería explicar a qué sabe una patata asada rellena de huevo y bacon con queso gratinado. Efectivamente, a lo mismo que debe de ser morder el cielo, con la yema desparramándose por ahí, el queso gratinado con su inigualable sabor y el bacon aportando esa intensidad tan característica. ¡Póngame dos! Y no necesitan ningún acompañamiento: estamos ante la cena perfecta.
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