Cuando llega el final del día y ando corta de energías, suelo tirar de recetas fáciles y rápidas con que solucionar la cena. Entre mi repertorio se encuentra la tortilla de queso, que es siempre bienvenida y celebrada por el resto de la tribu. Sobre todo cuando está recién hecha: jugosa por dentro y con el queso fundente.
Además de lo poco que se tarda en preparar esta receta y de necesitar pocos (y básicos) ingredientes, me encanta que se pueda usar casi todo tipo de queso y en la cantidad deseada. Lo importante es que sea graso y que funda bien. Dentro de esta premisa lo mismo vale emmental, gouda, manchego, cheddar, mozzarella, etc. Al gusto.
Batimos los huevos en un recipiente hondo y añadimos una pizca de sal. La cantidad dependerá del tipo de queso que se use. Si es suave, usamos más sal. Si es fuerte, un poco menos. Agregamos el queso rallado y removemos.
Calentamos un fondo de aceite de oliva virgen extra en una sartén y, cuando esté bien caliente, vertemos la mezcla de huevo y queso en su interior. Removemos un poco para que se cuaje de manera homogénea antes de bajar el fuego y dejar que el queso se funda lentamente y se integre con el huevo.
Volteamos la tortilla con ayuda de un plato para cuajar la otra cara a fuego medio-bajo. El tiempo necesario dependerá del punto de jugosidad que queramos conseguir en la tortilla, aunque con la grasa del queso queda muy cremosa. Servimos inmediatamente.
Con qué acompañar la tortilla de queso
Siempre he pensado que el acompañamiento perfecto de una tortilla de queso es una ensalada ligera y sencilla, como esta de tomate, germinados y aceitunas. El equilibrio que se consigue con esta combinación en el plato es perfecto. Luego, si te apetece, puedes completar la oferta con unas lonchas de fiambre, un poco de pan y listos.
En DAP | Cómo hacer la tortilla francesa perfecta paso a paso: receta básica y trucos para que salga bien jugosa
En DAP | Cuántos huevos hay que echar a la tortilla de patatas para que salga perfecta y jugosa