Que Francia es el paraíso de los quesos no es ningún secreto. Por muy chauvinistas que nos pongamos respecto a los quesos españoles, la calidad general y, sobre todo, la variedad de los quesos galos no tienen ni punto de comparación.
Hoy en día es fácil encontrar en España quesos de fama mundial como el comte, el morbier o el reblochon, pero hay muchas otras variedades que o no existen en nuestros lineales o encontramos con otro nombre. Es este el caso del fromage blanc, literalmente “queso blanco”, protagonista de esta receta.
El fromage blanc es un tipo de queso fresco en el que se detiene la fermentación, por lo que apenas se forma grasa. Muchas variedades se mezclan con nata para que tenga más sabor, pero también se vende en versión desnatada. En apariencia, y hasta sabor, es más parecido al yogur griego que a la mayoría de quesos y, de hecho, se encuentra a su lado en los supermercados.
En España no existe un queso con esta denominación, pero sí un producto que se vende en muchos supermercados con el nombre de “queso batido” que es prácticamente igual, y es ideal para esta receta. El queso quark, que se encuentra en algunos supermercados, también es muy parecido. En ausencia de estos, también se puede elaborar con queso crema (aunque el resultado será algo menos ligero).
Por lo demás, la elaboración -que hemos encontrado en un libro de recetas campestres del departamento de Lot et Garonne, en el sudoeste del hexágono-, no tiene misterio alguno. Y se puede personalizar al gusto, añadiendo a la mezcla base de queso y huevo otros ingredientes como frutas (con higos tiene que ser una delicia), frutos secos, carnes o pescados, como si de una quiche -a la que se parece mucho- se tratara.
En un bol, mezcla bien el queso, los huevos y un puñado de menta fresca picada (u otra hierba aromática como orégano o albahaca). Salpimenta al gusto y añade una pizca de nuez moscada. Sobre esta mezcla base puedes añadir otros ingredientes.
En una fuente de tarta, sobre papel de horno o untando mantequilla, extiende la pasta brisa. Vierte la mezcla de queso.
Introduce la tarta en el horno a 200º C y cocínala durante aproximadamente 45 minutos, o hasta que la masa esté crujiente y la superficie empiece a dorarse. Sirve de inmediato.
Con qué acompañar la tarta de queso blanco
La tarde de queso blanco es perfecta para una cena o comida socorrida, acompañada de una ensalada, o para llevar a una fiesta de picoteo. Partiendo de la mezcla de fromage blanc y huevos se puede modificar a nuestro gusto, convirtiéndola en un plato dulce o salado, en combinaciones infinitas.
En Directo al Paladar | Cómo hacer la quiche perfecta
En Directo al Paladar | Cómo hacer tartiflette, el popular pastel de patata, beicon y queso francés