Una tarta delicada y suave como esta tarta salada de yogur griego, calabacín y queso feta, que además es una estupenda manera de tomar hortalizas no podéis dejar de probarla. Así que haceos rápidamente con los ingredientes para disfrutarla en alguna cena en las que apetezca algo diferente y sencillo pero muy sabroso.
De marcado estilo griego por sus componentes, resulta una tarta muy versátil tanto para tomar de picoteo como para ser una cena por si misma, lo cierto es que es especial para los fans de quesos suaves y sabores poco potentes, pero rica, rica como la que más.
Ingredientes
- Masa filo (hojas) 4
- Aceite de oliva virgen extra 60 ml
- Calabacín mediano 2
- Yogur griego natural 125 g
- Queso feta 50 g
- Vinagre balsámico 30 ml
- Miel 15 ml
- Cebollino
- Tomillo seco o fresco
- Pimienta negra molida
- Sal
Cómo hacer tarta salada de yogur griego, calabacín y queso feta
- Tiempo total 40 m
- Elaboración 15 m
- Cocción 25 m
Comenzaremos precalentando el horno a 180ºC y engrasando ligeramente un molde de tarta desmontable. Separamos cuatro hojas de pasta filo y las vamos pincelando con dos cucharadas de aceite de oliva, montándolas en la base del molde.
Ponemos el resto del aceite en una sartén a calentar y cortamos los calabacines limpios y sin pelar en rodajas finas del mismo grosor. Los salteamos durante cuatro minutos en la sartén hasta que estén ligeramente dorados.
Extendemos el yogur por la base de la masa, salpimentamos, colocamos las rodajas de calabacín montándolas unas sobre otras, y volvemos de nuevo a salpimentar la hortaliza, así como a espolvorear el tomillo fresco picadito.
Deshacemos el queso feta en trozos por encima y horneamos durante 25 minutos, o hasta que la pasta esté dorada y crujiente. Mientras, en un cacito calentamos el vinagre balsámico y la miel hasta que adquiera una textura de sirope. Una vez que la tarta salga del horno, le espolvoreamos el cebollino picado y le añadimos el glaseado de balsámico y miel.
Con qué acompañar la tarta salada
La tarta salada de yogur griego, calabacín y queso feta os transportará con su sabor a la esencia de la cocina mediterránea. Esta es una tarta para servir caliente antes de que la pasta filo pierda su crujiente, pero si no sois muy amigos de este tipo de hojaldre filo, podéis recurrir a prepararla con un hojaldre clásico. Es perfecta para compartir sin más entre dos, pero podemos compartirla entre tres o cuatro personas acompañada de una ensalada o algún picoteo.
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