El babka es un pan dulce, de masa fermentada, originario de Europa del Este y propio de la tradición judía. Se prepara tradicionalmente en su Pascua, que coincide con la Semana Santa cristiana, y se caracteriza por su forma trenzada y por su relleno de chocolate o canela. Para que quede así de bonito es necesario usar un molde rectangular, el de los bizcochos de toda la vida.
Se supone que los pliegues del bollo se asemejan a los de las faldas de las abuelas, que es precisamente lo que significa la palabra babka en varias lenguas eslavas. Contrario a lo que pueda parecer, la receta es sencillísima. Eso sí, larga también por los levados que requiere la masa de este babka de chocolate.
Afortunadamente, como ocurre con este tipo de recetas, mientras la masa leva o fermenta uno o una se puede dedicar a hacer otras cosas. Siempre con el temporizador en marcha para evitar pasarse con el tiempo. Las masas sobre fermentadas no dan buenos resultados, así que ojo con ello. Dicho esto, ¡vamos con la receta!
Ingredientes
- Harina de trigo de media fuerza 220W (para la masa) 530 g
- Azúcar (para la masa) 80 g
- Agua (para la masa) 120 g
- Huevo (para la masa) 3
- Levadura seca de panadería (para la masa) 5 g
- Sal 1/4 cucharadita (para la masa)
- Mantequilla (para la masa) 150 g
- Mantequilla (para el relleno) 110 g
- Chocolate negro (para el relleno) 100 g
- Cacao en polvo (para el relleno) 50 g
- Azúcar glas (para el relleno) 50 g
Cómo hacer babka de chocolate
- Tiempo total 1 h 5 m
- Elaboración 30 m
- Cocción 35 m
- Reposo 2 h 30 m
En un bol amplio introducimos todos los ingredientes de la masa excepto la mantequilla, es decir, la harina de fuerza, el azúcar, el agua, los huevos, la levadura de panadero y la sal. Mezclamos, inicialmente, y después amasamos durante 11-12 minutos.
Agregamos la mantequilla (tiene que estar a temperatura ambiente, blandita) en varias tandas y amasamos para integrarla bien y obtener una masa fina y elástica. Hacemos con ella una bola y la introducimos en un bol ligeramente engrasado. Lo tapamos con un paño seco y limpio y dejamos que fermente un par de horas o hasta que haya doblado su tamaño.
Mientras la masa fermenta preparamos el relleno. Ponemos en un cacito la mantequilla y la fundimos a fuego bajo. Cuando esté derretida agregamos el chocolate negro troceado y le damos un par de minutos para que se funda. Apartamos el cacito del fuego e incorporamos el azúcar y el cacao en polvo. Mezclamos bien y reservamos.
Cuando la masa haya doblado la aplastamos con el puño para desgasificar. Espolvoreamos la encimera y volcamos la masa sobre ella. Usando las manos le damos forma rectangular de unos 35 x 42 cm aproximadamente. Si en algún momento se resiste a que la estiremos, la dejaremos reposar un par de minutos para que se relaje el gluten antes de continuar.
Una vez estirada la cubrimos con el relleno ayudándonos de una espátula. Dejamos un pequeño margen en uno de los lados estrechos y lo pincelamos con agua. Enrollamos la masa en el sentido del lado más corto hasta cerrar el rollo. Pellizcamos la unión para que quede bien sellado.
Con un cuchillo bien afilado cortamos el rollo por la mitad en sentido longitudinal. Colocamos las mitades con el corte hacia arriba y las vamos pasando una sobre la otra en un enrollado o trenza. La introducimos en un molde rectangular de 35 x 12 cm, forrado con papel vegetal.
Tapamos el molde con papel film y dejamos que la trenza fermente de nuevo durante 30 minutos. Ahora solo queda llevar el babka al horno (sin el papel film), precalentado a 190ºC con calor arriba y abajo, y cocerlo durante 35-40 minutos o hasta que comprobemos con una brocheta que está bien cocido por dentro.
Dejamos enfriar el babka sobre una rejilla metálica antes de desmoldarlo y, por supuesto, disfrutarlo. Si no lo consumimos todo en el día, lo podemos cortar en porciones, envolver cada una en papel film y congelar. Aunque aguanta en buen estado un par de días si lo guardamos en una bolsa de plástico.
Con qué acompañar el babka de chocolate
El babka de chocolate es perfecto para compartir con amigos o familiares a la hora de la merienda, por lo que un café con leche o una infusión nos parecen los mejores acompañamientos. En caso de haber niños, un vaso de leche sola, con cacao o con azúcar son buenas alternativas.
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