Hacer pan en casa es de lo más gratificante y, lejos de la creencia popular sobre su dificultad, es bastante fácil. Además, solo requiere de un puñado de ingredientes básicos -que muy posiblemente tienes en casa- a los que hay que sumar paciencia. La masa necesita de un tiempo de levado que es innegociable.
No obstante, durante este tiempo te puedes dedicar a otros quehaceres y aprovechar para leer, cocinar, pasear, echarte una siesta o lo que más te apetezca. No tienes que estar observando a la criatura, la fuerza de tu mirada no va a conseguir que fermente con más rapidez.
Es cierto que hay panes que requieren de un nivel de destreza elevado, pero este no es el caso de la barra de pan casera. Con estas cantidades te saldrán cuatro de tamaño mediano, perfectas para preparar generosos bocatas, o dos de un tamaño más similar al que venden en las panaderías. Suficiente para que te duren varios días.
Colocamos toda la harina sobre la encimera y hacemos un hueco en el centro, a modo de volcán. Desmenuzamos la levadura y la mezclamos con el agua tibia, removiendo para que se disuelva bien. Volcamos la mezcla en el hueco de la harina y removemos con suavidad hasta incorporar todos los ingredientes, agregando la sal a mitad de proceso.
Trabajamos la masa con las manos, sobre la encimera, durante unos diez minutos o hasta que esté fina y elástica. Si, después de este tiempo, la masa se nos pega a las manos, agregamos un poco más de harina y seguimos amasando. Si, por el contrario, la notamos demasiado seca, agregamos un poco de agua.
Engrasamos un recipiente amplio y hondo, introducimos la masa en su interior y lo cubrimos con un trapo de cocina limpio y seco. Dejamos que repose y fermente durante unas dos horas -o hasta duplicar su volumen- en un lugar templado y alejado de corrientes. El mejor sitio es dentro del horno, apagado.
Cuando la masa haya doblado su tamaño la volcamos sobre la encimera y la dividimos en cuatro partes. Estiramos cada parte en forma de rectángulo, ayudándonos de las manos. Después las enrollamos sobre sí mismas desde el lado más estrecho hasta formar cilindros.
Estiramos cada cilindro haciéndolo rodar sobre la mesa, presionando ligeramente con las palmas de las manos para que se alargue. Cuando tenga la longitud deseada hacemos rodar los extremos de la masa para formar los picos característicos de las barras de pan.
Colocamos las barras sobre una tabla, con un lámina de papel vegetal encima, y separándolas para que no se peguen. Las cubrimos con el trapo de cocina y esperamos 30 minutos a que leven ligeramente. Usando un cuchillo muy afilado practicamos tres cortes en cada barra.
Encendemos el horno a 250ºC con calor arriba y abajo y colocamos en su interior la bandeja en la que las vamos a hornear. Cuando el horno haya alcanzado la temperatura indicada, deslizamos el papel vegetal de la tabla a la bandeja de horno -que ya estará bien caliente- con sumo cuidado.
Introducimos un recipiente con agua caliente en la base del horno para que genere vapor y la corteza quede crujiente. Cocemos las barras de pan durante 20 minutos, retirando el recipiente con agua a mitad de cocción. Dejamos enfriar las barras sobre una rejilla metálica y listas para consumir. Admiten congelación.
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