Los bretzels son los lacitos de pan imprescindibles en la Oktoberfest, los acompañantes perfectos de una buena jarra de cerveza, aunque también son un bocado muy popular en toda Alemania a lo largo del año, especialmente en Baviera, su lugar de origen. Existe una variante americana, los pretzels, que son más duros y crujientes, conociéndose también los bretzels como pretzels de pan blando o de pan suave.
Su origen se remonta a las festividades celtas de la primavera, y se dice que su forma representa a la constelación de Aries (un carnero), si bien lo monjes benedictinos, allá por el año 610, afirmaban que tienen la forma de los brazos de un niño rezando. De hecho, su nombre deriva de bracellus, que en latín significa "brazo pequeño". Su representación más antigua data de 1190, en la que aparece un brezel junto al rey persa Jerjes en una de las miniaturas del Hortus Delicarium.
Existen bastantes versiones de la receta de los bretzels, algunas llevan leche, otras realizan un prefermento desde el día anterior, utilizan sosa cáustica en vez de bicarbonato... pero yo soy de la versión sencilla que no requiere tanto tiempo de preparación ni, sobre todo, tanta antelación.
Lo primero, pues, es mezclar todos los ingredientes (menos la sal gorda y el bicarbonato sódico) en una fuente grande, amasando hasta formar una bola elástica y manejable. Tapamos con film transparente y dejamos levar durante más o menos una hora, hasta que la masa doble su volumen.
Enharinamos ligeramente la mesa, amasamos y dividimos la masa en seis porciones iguales. Cada una la convertimos en palito alargado, de unos 40cm de largo, dejando el centro un poco más gordo que los extremos, y le damos su forma característica, que se consigue entrelazando los dos extremos y doblándolos sobre el centro.
Ahora llega el momento más complicado del proceso, porque si directamente horneáramos, los bretzels no tendrían ese sabor tan especial. Así pues, el paso crucial consiste en disolver dos cucharadas de bicarbonato sódico en litro y medio de agua, que llevaremos a ebullición, y en la que sumergiremos los bretzels uno a uno durante 20 segundos con ayuda de una espumadera. Después los escurrimos y los colocamos en una bandeja sobre papel de hornear.
Por último, espolvoreamos un poco de sal gruesa por encima para darles el toque definitivo y horneamos durante 20 minutos a 200ºC, hasta que estén dorados, pero sin llegar a quemarse. Dejamos enfriar y a disfrutar.
Con qué acompañar los bretzels
Los bretzels, los lacitos de pan imprescindibles en la Oktoberfest, son un bocado delicioso y muy peculiar, con un regusto amargo que los hace únicos. Insisto en que no hay que confundirlos con los pretzel americanos, que son como de galleta salada, y donde a estos se les conoce com pretzels de pan suave.
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