Aunque seamos islas vecinas, no tiene nada que ver el gató mallorquín, que es un bizcocho de almendras, con la receta ibicenca de coca de gató o pintarroja, un plato salado que se prepara con un pescado poco común: un pequeño tiburón con un hueso central gelatinoso muy apreciado en la gastronomía tradicional de la isla.
Recuerdo a mi bisabuela preparando esta coca, que ella hacía tapada como una empanada, y también lo poco que me gustaba cuando era niña, pues además de llevar pescado, no me agradaba la espina central. Hay que ver cómo cambiamos.
Picamos los ajos y el perejil, los reservamos. Ponemos los trozos de gatón o pintarroja limpios y escurridos en un bol grande, añadimos los ajos, el perejil, la sal, un chorretón generoso de aceite de oliva y la cucharada de pimentón y los mezclamos todo bien, dejando macerar la mezcla mientras se hace la masa.
Para la masa, ponemos la harina, el aceite, el agua, la sal y la levadura en un bol limpio y mezclamos. Primero con una cuchara y después amasándolos a mano hasta obtener una masa homogenea. Extendemos la masa y forramos con ella un molde de 25x35 cm untado con aceite. Repartimos el relleno sobre ella, repartimos las aceitunas y horneamos a 180º hasta que la masa quede dorada.
Con qué acompañar la coca de gató o pintarroja
Como con casi todas las masas, esta receta ibicenca de coca de gató o pintarroja está deliciosa recién sacada del horno, así la base está crujiente, pero también puede degustarse fría. Si la acompañáis con una ensalada será una opción excelente para una cena.