No hay mejor forma de sobrellevar la ola de calor que armarse con una receta fresca y rápida para estos días en los que el termómetro parece desafiar todas las leyes de la física.
Hoy vamos a hablar de un plato que nos encanta por su simplicidad y su sabor: el salpicón de marisco. Muy típico en Andalucía, pero consumido en toda España, este plato marinero tiene la maravillosa capacidad de transportarnos a la costa en cada bocado. Y lo bueno es que puede preparase de muchas formas, adaptándonos a todos los presupuestos.
La belleza del salpicón de marisco reside en su simplicidad. Solo necesitáis marisco fresco, preferiblemente gambas y mejillones, aunque podéis añadir cualquier otro marisco que os guste o, incluso, pulpo. Cocinadlos brevemente, peladlos y cortadlos en trozos. Añadid un poco de pimiento verde, cebolla y tomate cortado en cubitos, y rociadlo todo con un buen chorro de aceite de oliva virgen extra y vinagre de jerez. Una pizca de sal, pimienta y perejil fresco, y listo. Lo ideal es dejarlo reposar un rato, para que se mezclen los sabores, pero si vais apurados podéis prepararlo en el momento: está mejor a temperatura ambiente que frío de la nevera.
El salpicón es una receta que, además de fácil, es muy saludable. El marisco es bajo en grasa y rico en proteínas, además de aportar una generosa cantidad de yodo y selenio. Los vegetales, por su parte, nos brindan fibra y vitaminas. Y el aliño, sencillo pero potente, nos da una buena dosis de ácidos grasos saludables gracias al aceite de oliva. Además, se trata de una comida ligera, ideal para esas noches en las que el calor nos quita el apetito.
Salpicón de Marisco 800 g
Como es lógico, este salpicón de marisco admite tantas variantes como queráis. Si preferís un toque más cítrico, podéis añadir un poco de zumo de limón al aliño. Si sois más de pescado que de marisco, probad a hacer un salpicón de atún. Y si vuestro presupuesto es limitado podéis hacerlo incluso con surimi.
Al salpicón le sienta de maravilla una copa de vino blanco bien fresquito, o incluso un agua con gas con un toque de limón si preferís algo sin alcohol. Como guarnición, no hay más que servirlo con un poco de pan o unos colines.
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