Las recetas de fiesta y celebración se suelen caracterizar por ser caras, elaboradas y con una presencia imponente. Pero a veces, en la tradición familiar se cuela una receta de apariencia discreta pero con un sabor que hace que sea la primera en desaparecer de la mesa.
Ese es el caso de esta receta de bacalao encebollado que me chivó el otro día mi tío. Es muy sencilla de preparar y, aunque no parece prometer nada por su aspecto, os aseguro que es una delicia como pocas habréis probado. Arranca murmullos y leves gemidos de aquellas bocas por las que pasa.
Como decía, el proceso de preparación es extraordinariamente sencillo. Lo único que hay que tener en cuenta es que necesita al menos ocho horas de reposo en la nevera para que la cebolla macere (y cuantas más, mejor), por lo que no vale para preparar de un momento para otro.
Ingredientes
- Bacalao desalado o ahumado 100 g
- Cebolla tierna 3
- Miel 15 ml
- Pedro Ximénez un chorrito
- Pimienta negra molida
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Cómo hacer bacalao encebollado
- Tiempo total 10 m
- Elaboración 10 m
- Reposo 8 h
Lo que debemos hacer antes de esas interminables ocho horas es cortar la cebolla en tiras, colocarla en un plato adecuado y añadirle un buen chorro de aceite que impregne bien toda la cebolla. También añadimos la miel (si es una miel cremosa como la de romero, mejor que mejor), un chorrito de vino de Pedro Ximénez y una pizca de sal y pimienta.
Para que no se reseque, lo introducimos en la parte alta de la nevera (donde hace menos frío) y nos sentamos a ver pasar el tiempo. Esto último no es estrictamente necesario, si queréis podéis hacer otras cosas durante esas ocho horas, aunque hay estudios que afirman que queda más sabroso si miramos fijamente la puerta de la nevera a intervalos regulares durante el proceso.
Una vez transcurrido el tiempo necesario para su maceración, la cebolla se habrá impregnado de la miel y el vino dulce, a la par que en vez de dura y crujiente estará tierna y suave, casi como si la hubiéramos hervido.
Con la cebolla en su punto, solo es necesario cortar el bacalao en tiras no muy grandes, añadirlo, remover bien y a disfrutar del delicioso bacalao encebollado acompañado con una buena dosis de pan.
Si no tenéis Pedro Ximénez (que deberíais), se puede sustituir por vinagre de Módena, pero mis fuentes me aseguran que el resultado no es el mismo ni por asomo.
Con qué acompañar el bacalao encebollado
Es difícil describir las sensaciones que produce el bacalao encebollado. En general es un bocado suave y dulce, pero continuamente aparecen notas picantes de la cebolla y ese sabor y textura tan del bacalao para convertirlo en un festival de matices que encandilará a nuestro paladar.
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