Esta receta es de aprovechamiento y muy sencilla y fácil de preparar, perfecta para utilizar este típico marisco sobrante de las celebraciones, o para comprar a propósito en cualquier momento. Es ideal para sacar de un apuro con un entrante fresco y ligero, además de apetecible y sano.
Si no disponéis de mango podéis cambiar la fruta por pomelo rosa o por incluso naranja o papaya, estará igualmente delicioso. Al ser un tartar, el marisco lo ideal es que vaya crudo macerado con el zumo de limón y la fruta, aunque se puede usar cocido.
Comenzaremos pelando y limpiando los langostinos, quitándoles el hilo negro que tienen en su parte superior y cortándolos en trocitos, reservando cuatro para decorar. Si queréis que no vayan totalmente crudos les dais un hervor de tan solo un minuto, retirándolos del agua y dejándolos enfriar. Seguidamente exprimimos el limón y cortamos los aguacates en dados, rociándolos con unas gotas del zumo para que no se oxiden.
Cortamos el mango en dados del mismo tamaño y picamos la cebolleta muy menuda. Mezclamos todos los ingredientes en una ensaladera, añadimos el aceite de oliva, el resto de zumo de limón, el Tabasco y la pimienta rosa. Salamos a nuestro gusto. Servimos el tartar emplatándolo en pequeños aros o en una copa. Espolvoreamos unas escamas de flor de sal y adornamos con el langostino sobrante.
Con qué acompañar el tartar de langostinos
El tartar de langostinos, mango y aguacate se debe de tomar bien fresco y recién preparado. Puede ser un plato de aprovechamiento o un entrante ideal para comenzar la velada de fiesta sin tener que mancharnos las manos pelando el marisco. Si no queréis que pique la salsa os aconsejo que en vez del Tabasco rojo empleéis el verde, mucho más suave pero sin perder ese sabor característico que le aporta esta salsa a la vinagreta.
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