Las horas empiezan a correr con prisa. La Nochebuena y la Navidad se acercan y aún estás con dudas de qué servir en las grandes cenas y comidas de diciembre. El pescado al horno siempre es una buena solución, pero está poniéndose por las nubes y para dar de comer a un regimiento, puede ser un auténtico suplicio. ¿Todos? No, todos no.
En este caso, nuestra recomendación fácil y rápida (aunque no lo creas) es fiarnos de una receta de rodaballo al horno que aprendimos de Karlos Arguiñano, y que es perfecta para dar de comer a un montón de gente con un segundo plato impresionante, que es más sencillo de preparar de lo que pensarías.
Además, al ser un pescado plano, necesitamos menos espacio en el horno para cocinarlo, algo que no sucede de la misma manera con pescados más anchos. Del mismo modo, al ser un pescado plano, la cocción es mucho más uniforme que en pescados más gruesos, por lo que controlar el punto del rodaballo al horno, es más sencillo que, por ejemplo, cocinar un besugo o una dorada de gran tamaño. Quien dice dorada o besugo, también podría decir virrey, urta o pargo.
Lo bueno de esta receta es que tiene dos ventajas en una. La primera es que es más asequible de lo normal. Si compramos rodaballo de acuicultura, que da muy buen resultado y permite no dejarnos un pastón comprando rodaballo salvaje. Sobre todo, si somos pocas personas en la mesa, pues estos rodaballos funcionan muy bien para dar una ración de entre cuatro y cinco personas.
Del mismo modo, una de nuestras recomendaciones navideñas es que no nos vengamos arriba con pescados excepcionalmente grandes durante estos días cuando no tenemos costumbre de cocinarlos no hay nada peor que dejarse un pastón en un pescado de calidad, de gran tamaño y que no acabe quedando en su punto. Si no tenemos costumbre de preparar pescado al horno, insistimos en que es mejor elegir piezas más pequeñas que podamos controlar mejor.
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También, entre las ventajas de este rodaballo al horno, está que podemos preparar al mismo tiempo, una guarnición a base de patatas y cebolla que nos va a permitir no complicarnos más de la cuenta en la cocina. Por último, como es muy habitual en la cocina gallega, vamos a hacer una sencilla ajada (un refrito de ajos) con el que vamos a salsear al final el rodaballo cuando lo saquemos del horno.
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