Esta es una receta de aprovechamiento en toda la regla, porque nace de la necesidad de dar salida a los restos de verduras de mi nevera, pero está tan buena que la próxima vez la prepararé ex profeso. Cada uno de estos bocaditos de calabacín y queso me ha sabido a gloria, así que van a caer con frecuencia y por muchas razones.
Están deliciosos, admiten todo tipo de verduras y son el sustituto ideal de los canapés clásicos, pero sin pan -que se sustituye por calabacín. Al no contener gluten, son aptos para celiacos, pero también resultan más ligeros. Entran sin sentir, por lo que es fácil vaciar el plato sin darse cuenta.
Los he preparado en mi freidora de aire y, como son pequeños, me han cabido bastantes (podría haber metido alguno más). Es una receta fácil y rápida, lista en cinco minutos y sin necesidad de encender el horno. Aunque si los preparas en gran cantidad, quizás esta sea la mejor opción.
Ingredientes
- Calabacín 0.5
- Cebolla 1/4
- Pimiento verde 1/4
- Pimiento rojo 1/4
- Zanahoria 1
- Queso crema 1 cucharada
- Sal
- Pimienta negra molida
- Aceite de oliva virgen extra
- Queso rallado tipoparmesano o manchego curado 20 g
Cómo hacer bocaditos de calabacín y queso en freidora de aire
- Tiempo total 20 m
- Elaboración 15 m
- Cocción 5 m
Cortamos todas las verduras, excepto el calabacín, en trozos pequeños. Calentamos un poco de aceite en una sartén y las salteamos a fuego medio durante unos diez minutos o hasta que estén tiernas. Las dejamos enfriar ligeramente antes de añadir los dos tipos de queso y salpimentar al gusto.
Cortamos el medio calabacín en discos gruesos. Repartimos la mezcla anterior entre todos ellos y los llevamos al cestillo de la freidora de aire. Programamos cinco minutos a 190ºC. Comprobamos el punto y, si los queremos más dorados, los dejamos uno o dos minutos más. Servimos inmediatamente.
Con qué acompañar los bocaditos de calabacín y queso
Estos bocaditos de calabacín y queso se pueden servir a la hora del aperitivo, tipo canapé para comer con los dedos. Aunque también los puedes servir como plato único, acompañándolos de un poco de arroz blanco a la hora de la cena o como almuerzo ligero. Tú decides, seguro que encuentras un hueco para ellos en tus menús.
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