Un operario de 61 años ha muerto en un matadero de Hong Kong después de que el cerdo que iba a sacrificar le arrollara.
Según ha explicado la Policía de la ciudad china a CNN, el operario estaba a punto de matar al cerdo, al que ya había disparado con una pistola eléctrica, cuando este recuperó el conocimiento y lo derribó, con tal mala suerte que se clavó su propio cuchillo. Un colega encontró al hombre inconsciente. Llegó al hospital, pero falleció poco después.
Se trata de un accidente llamativo, cuya crónica ha dado la vuelta al mundo, pero no es ni de lejos un caso aislado en un sector, el de los mataderos, con una altísima tasa de accidentes laborales.
En España solo hace seis que falleció un trabajador en un matadero de Aragón tras ser golpeado por un camión cuando este daba marcha atrás en el muelle de carga. Pero, al margen de este accidente que podría haber ocurrido en muchas otras industrias, lo cierto es que el trabajo en el matadero es uno de los más peligrosos que existen.
Un sector con muchos accidentes de trabajo
Aunque es difícil que en España se den situaciones como las vividas en Hong Kong, lo cierto es que los cortes, desmembramientos y contusiones son el pan de cada día en los mataderos.
La clasificación por sectores en función de la incidencia de los accidentes mortales la encabeza el sector primario seguido por la construcción y con la industria a gran distancia. Los datos oficiales no se disgregan por tipología concreta de actividad. El de los mataderos es un sector poco transparente, pero, aunque hay una evidente falta de datos, lo poco que se sabe pinta un panorama desolador.
En 2021 el periodista Pol Pareja publicó en El Diario una investigación en torno a los mataderos del sector porcino en la que un médico que atiende a trabajadores en una mutua privada en Catalunya, un inspector de sanidad de Castilla-La Mancha y un veterinario que trabajó durante 13 años para un gran conglomerado cárnico en Granada describen una situación similar: la prevención de riesgos laborales es insuficiente y los accidentes son habituales en estos puestos de trabajo.
“Atiendo cada semana cortes profundos en la mano, en el antebrazo y contusiones en diferentes partes del cuerpo”, explica el médico que trata a empleados de un conocido matadero en Catalunya. “Los trabajadores vienen regularmente con tendinitis crepitantes, muy graves, con agua en los tendones, una lesión que nunca he visto en gente de aquí, sólo entre los trabajadores migrantes de los mataderos”.
La precariedad de los trabajadores es también una de las claves de esta gran siniestralidad. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó un dictamen en 2020 en el que señalaba la “falta de capacidades y de formación” del personal que trabaja en los mataderos europeos y las consecuencias que esto tenía en el sufrimiento animal.
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