Esta cena, fácil y saludable, es perfecta para seguir comiendo legumbres aunque llegue el verano

Cuando llega el verano es habitual que reduzcamos el consumo de legumbres, que solemos asociar más a los platos de cuchara, pero no hay ninguna razón para sacar a los garbanzos, lentejas o alubias de nuestra dieta en estas fechas.

Además de las ensaladas, hay otros recursos para introducir a las legumbres en nuestro día a día veraniego, como en esta receta sencilla, rápida y, sobre todo, saludable: un estofado de garbanzos con espinacas y tomate.

Este plato es un auténtico festín de texturas y sabores que os hará cuestionar por qué no lo habíais preparado antes. Muy similar a los garbanzos con espinacas típicos de Sevilla, esta receta se puede tomar tanto caliente como en frío, pues todos los ingredientes que lleva entran bien con independencia de la temperatura a la que se sirva el plato.

Aunque los ingredientes son sencillos, la magia reside en cómo interactúan entre ellos. Empezamos salteando un poco de cebolla y ajo hasta que estén doraditos, para luego añadir nuestros garbanzos cocidos, espinacas frescas y tomate picado. Se cuece todo junto con un chorrito de caldo de verduras o agua, hasta que los sabores se mezclen y las espinacas estén tiernas. Basta añadir un toque de especias, como comino y pimentón, y reducir el líquido para tener una cena rápida, reconfortante y llena de sabor.

En cuanto a las bondades nutricionales de este plato, sobran las palabras. Los garbanzos son una excelente fuente de proteínas vegetales y fibra, las espinacas aportan una gran cantidad de vitaminas y minerales, y los tomates son ricos en antioxidantes. Y, lo mejor de todo, es un plato bajo en grasa y calorías. Un verdadero trío de ases para una cena ligera, pero nutritiva.

Si queréis darle un giro a esta receta, os animamos a experimentar. Podéis añadir otras verduras, como calabacín o berenjena, o quizás unas aceitunas para un toque de sabor extra. También podéis probar con otras legumbres, como las lentejas o los frijoles.

Para acompañar a estos garbanzos no hace falta más que un buen pan para mojar la salsa y, si os sobra, es una receta que va también genial como guarnición de cualquier otra comida.

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