Aunque soy defensora acérrima de consumir cada producto en su temporada, siento que es una suerte poder contar con ciertos productos en cualquier época del año. Sobre todo si se trata de la berenjena, que me apasiona y la comería día sí y día también.
Con ella he preparado este pastel de berenjena, en el horno, aunque bien podría haber hecho un curry de berenjena, tomate y espinacas o mis exitosas croquetas de berenjena, pero me apetecía probar algo nuevo.
Este pastel que hoy os presento es sabroso y gusta a todos. No da nada de pereza prepararlo, pues, una vez montado, va al horno y nos deja tiempo para hacer otras cosas. Conviene servirlo recién hecho, pero reposado. Es decir, que lo dejamos atemperar unos minutos antes de llevarlo a la mesa. Así se asientan los sabores y se disfruta más.
Lavamos las berenjenas y las cortamos en láminas finas. Podemos usar una mandolina o un cuchillo (y buen pulso), de cualquier manera quedará bien. Pincelamos cada lámina con un poco de aceite de oliva, por las dos caras, y las marcamos a la plancha. Un par de minutos por cada lado, condimentando con un poco de sal y pimienta. Reservamos.
Batimos los huevos, la leche y la nata en un cuenco. Agregamos un poco de sal y las hojas de tomillo fresco, que se pueden sustituir por tomillo seco, orégano, albahaca u otra hierba aromática. Podemos añadir varias hierbas juntas, así como otras especias de nuestro gusto (ajo o cebolla en polvo funcionan muy bien).
A continuación engrasamos una fuente de horno con mantequilla. Montamos el pastel colocando la mitad de las láminas de berenjena, después la mitad del queso feta desmenuzado y la mitad del queso rallado. Extendemos una segunda capa de berenjena y cubrimos con la mezcla de huevo y nata. Terminamos con el resto del queso feta y rallado.
Introducimos la fuente en el horno, precalentado a 190ºC con calor arriba y abajo, y lo cocemos durante 30 minutos o hasta que la superficie se vea dorada. Retiramos el pastel y dejamos que se atempere unos minutos antes de servir.
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Con qué acompañar el pastel de berenjena
Este pastel de berenjena es estupendo como plato único, acompañado de una ensalada ligera. No obstante también se puede servir como guarnición en una comida más copiosa con carne o pescado. Para beber, estamos ante un plato muy versátil, que va genial con un vino rosado, blanco o, incluso, un tinto joven.
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