El territorio empanadilla no es exclusivo de España, por muy populares que estas elaboraciones sean en nuestro país. Son muchos los países que cuentan con algún tipo elaboración similar en sus recetarios tradicionales.
Las empanadas argentinas, los calzone italianos, las gyozas chinas y, por supuesto, las pierogi polacas.
Hoy preparamos pierogi ruskie, las típicas empanadillas polacas rellenas de patata y queso. Su característica principal -y el elemento diferenciador con respecto a muchas otras- es que, una vez montadas, se cuecen en una cacerola con abundante agua salada. Después, si se desea, se pasan por una plancha caliente con un poco de grasa para dorarlas ligeramente. Una técnica muy similar a la utilizada en Asia con sus dumplings.
En cualquier caso, os diré que las pierogi ruskie son un bocado delicioso y delicado. Lleva su tiempo preparar esta receta, pero no tiene complicación alguna. Es, simplemente, laboriosa. Ideal para preparar como plato principal de la comida del sábado o el domingo. Recomiendo que os reservéis un hueco a lo largo del fin de semana para hacerlas. Cuando os las llevéis a la boca os daréis cuenta que son bien merecedoras de ello.
Ingredientes
- Patata 400 g
- Queso feta 70 g
- Queso Mozzarella 60 g
- Cebolla 1
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Mantequilla
- Cebollino para decorar (opcional)
- Harina de trigo (para la masa) 240 g
- Huevo (para la masa) 1
- Agua (para la masa) 105 ml
- Sal (para la masa) 3 g
Cómo hacer pierogi ruskie o empanadillas polacas de patata y queso
- Tiempo total 1 h 30 m
- Elaboración 1 h 10 m
- Cocción 20 m
Empezamos preparando el relleno. Para ello, por un lado, pelamos y picamos finamente la cebolla y la pochamos a fuego muy lento en una sartén con un poco de aceite y sal. Tiene que quedar caramelizada, así que paciencia porque el proceso es largo -queno difícil- De vez en cuando removemos para que se caramelice por igual. Cuando esté lista la colocamos sobre un colador para retirar el aceite.
Por otro lado, pelamos las patatas y las cortamos en dados. Las cocemos en una cacerola con abundante agua salada durante el tiempo necesario para que queden tiernas. Las escurrimos bien y las pasamos por un pasapurés o las machacamos con un tenedor. Añadimos el queso feta y la mozzarella desmenuzados a la patata. Se fundirán ligeramente por efecto del calor. Añadimos la cebolla caramelizada, mezclamos bien y dejamos enfriar.
Mientras tanto, en un recipiente amplio y hondo introducimos la harina y la sal. Mezclamos antes de hacer un hueco en el centro e incorporar el huevo y el agua tibia. Batimos para romper el huevo y removemos para incorporar la harina poco a poco. Cuando no podamos manejar más la masa la pasamos a la encimera y la trabajamos durante diez minutos o hasta que esté lisa y elástica. La cubrimos con un paño y dejamos que repose unos minutos.
Extendemos finamente la masa sobre una superficie espolvoreada con harina y la cortamos en discos de unos diez centímetros de diámetro. Rellenamos cada oblea con una cucharadita de relleno -que ya estará frío- y la cerramos apretando el borde con los dedos. Colocamos las pierogi sobre una superficie enharinada o una bandeja con papel vegetal para evitar que se peguen a la base.
Calentamos abundante agua salada en una cacerola y cocemos las pierogi -de tres en tres o cuatro en cuatro- durante unos dos o tres minutos. Sabremos que están listas porque subirán a la superficie. En ese momento las retiramos con una espumadera, escurriendo bien el agua.
Las pierogi se pueden servir en este momento, recién hervidas y calentitas, o pasar por una sartén con un poco de aceite y mantequilla para dorar el exterior por ambos lados. A mi, personalmente, me gusta la segunda opción. Quedan ligeramente crujientes por fuera y el toque de grasa le sienta muy bien. Al gusto.
Con qué acompañar las pierogi ruskie o empanadillas polacas de patata y queso
Dependiendo de cómo sirvamos las pierogi ruskie, así las acompañaremos. Si es a la hora del aperitivo, una bebida bien fresquita es la mejor compañía. Si las servimos a la hora de la comida o la cena, una ensalada de hojas verdes puede resultar la mejor opción. Es un plato único excelente y vegetariano que nos dejará más que satisfechos.
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