Que tenemos debilidad por las quiche y tartas saladas es un secreto a voces pues las tenemos de todos los colores, formas y sabores. Son versátiles, admiten infinidad de rellenos, resultan perfectas para dar salida a sobras de todo tipo y cunden un montón.
En esta ocasión la hemos preparado con coliflor como protagonista casi única, añadiendo cebolla para aportar un toque extra de jugosidad. El resto de ingredientes son los clásicos de toda quiche: huevo, nata líquida y queso. Todo ello conforma un relleno de lo más delicioso.
La masa quebrada casera da un resultado excepcional, nada que ver con las preparadas. Aunque he tirado de lo segundo por ir muy justa de tiempo. Si no es tu caso, te recomiendo que la hagas y lo compruebes de primera mano. ¡Ah! Y no dejes de extender una fina capa sobre la base antes de verter el relleno. Le da un punto de sabor brutal.
Pelamos y picamos la cebolla. La pochamos en una sartén con un poco de aceite durante unos diez minutos o hasta que esté traslúcida. Mientras tanto cortamos la coliflor en pequeños trozos de bocado, usando también los tallos. La introducimos en un recipiente apto para microondas, agregamos un poco de agua, tapamos y programamos 6 minutos. Cuando ambas verduras estén tiernas las dejamos enfriar.
Batimos los huevos con la nata y el queso emmental rallado y salpimentamos al gusto, teniendo en cuenta que el queso ya contiene bastante sal. Agregamos las verduras frías y removemos para integrar. Forramos un molde de 22 cm con la masa quebrada, ajustándolo bien a la base y laterales y retirando el sobrante. Rellenamos con la mezcla anterior.
Introducimos el molde en la parte inferior del horno (para que se haga bien la base), precalentado a 190ºC con calor solo abajo, y cocemos la quiche 30 minutos. Después cambiamos de calor solo abajo a calor arriba y abajo y cocemos la quiche 15 minutos más. Con esto conseguimos que quede ligeramente dorada por la superficie. Dejamos que la quiche se atempere unos minutos antes de servir.
Con qué acompañar la quiche de coliflor
La combinación de coliflor, cebolla y mostaza encuentra un equilibrio perfecto en esta quiche, una elaboración deliciosa y jugosa que combina muy bien con una ensalada de hojas verdes. Es una solución elegante a una comida o cena de diario y una elaboración muy adecuada para incluir en un bufé de celebración.
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