Siempre existen dudas acerca de la conveniencia o no de comer carnes y sobre todo, carnes rojas. Por eso, hoy te contamos las ventajas e inconvenientes de su consumo regular que aunque muchos desaconsejan, se hace presente en muchas dietas de forma diaria y habitual.
Carnes rojas frescas, muy diferentes a las procesadas
Con el objetivo de evitar confusiones, es importante resaltar que no es igual carnes rojas frescas que carnes procesadas y en este post nos referiremos en todo momento a las primeras.
Se denominan carnes rojas a aquellas que en su estado fresco presentan un color rojizo debido a que poseen alta cantidad de mioglobina. Son carnes derivadas de mamíferos en su mayoría y no conllevan mayor manipulación al momento de comercializarse.
Por el contrario, las carnes procesadas aunque derivan muchas veces de carnes rojas frescas, tienen una composición nutricional muy diferente y suelen contener más grasas y sodio, así como más calorías y aditivos que pueden perjudicar la salud. De hecho, son las carnes procesadas las que no recomendamos incluir en nuestra dieta habitual sino evitar al mínimo posible para proteger la salud del organismo y evitar enfermedades varias como por ejemplo, el cáncer.
Una vez aclarado esto, sabemos que las carnes rojas frescas no siempre son tan malas como pensamos y que si bien su consumo no es aconsejable a diario, éstas pueden ofrecer algunas ventajas y no sólo existen inconvenientes de su ingesta regular.
Las ventajas de las carnes rojas para la salud
En muchos aspectos las carnes rojas se diferencian de las carnes blancas y a continuación mostramos cómo estas poseen ciertas ventajas por sobre otras carnes para el organismo:
Proteínas de mayor calidad
En las carnes rojas encontramos una proporción elevada de proteínas que puede encontrarse entre el 12 y el 18% dependiendo de la carne y el corte escogido.
Además, son proteínas de alta calidad o alto valor biológico debido a que poseen todos los aminoácidos esenciales, es decir, todos los que el cuerpo no puede producir y necesita para crear nuevas proteínas y así, desarrollar estructuras o reparar las mismas.
Por esta razón las carnes rojas son consideradas una buena alternativa al momento de ganar músculo, pues además, poseen zinc en cantidades apreciables y este componente junto a las proteínas convierten a este tipo de carnes en un alimento ideal para hipertrofiar.
Igualmente, siempre se recomienda escoger los cortes de carne más magros que poseen similar o mayor contenido proteico y de calidad pero con menos grasas.
Ofrecen saciedad
Las proteínas son uno de los componentes que más contribuye no sólo a lograr saciación o a finalizar una comida sino también, a obtener saciedad o calmar el hambre.
Así, su presencia en una comida puede ayudarnos a comer menos en esa misma ingesta así como a reducir el hambre en ingestas posteriores, un factor clave al momento de adelgazar sin pasar hambre.
Igualmente, las carnes rojas no son las únicas que ofrecen proteínas y que por ello brindan saciedad, sino que también podemos encontrar proteínas que sacian en pescados, carne de aves y alimentos de origen vegetal.
Proveen hierro de calidad
El hierro es un mineral de gran importancia para el organismo, pues no sólo ayuda a prevenir anemias nutricionales sino que además interviene en el crecimiento y desarrollo del organismo, así como puede contribuir al rendimiento deportivo y al funcionamiento del cerebro y sus habilidades cognitivas.
El hierro de las carnes rojas es de mejor calidad que el de las carnes blancas y además, éstas poseen proporciones superiores del mineral. Todo esto sumado a que se consume junto a proteínas de calidad, el hierro de este tipo de carnes se absorbe de forma más fácil y por eso en mayor cantidad que el de alimentos vegetales.
Así, para obtener hierro las carnes rojas son una de las alternativas más recomendadas y sobre todo para prevenir anemias porque estas también ofrecen ácido fólico, una vitamina que también ayuda en estos casos.
Los inconvenientes de las carnes rojas para la salud
Así como las carnes rojas en sus versiones más magras y en el marco de una dieta equilibrada pueden ofrecer diferentes ventajas, es importante considerar algunos inconvenientes de su ingesta:
Sus grasas son principalmente saturadas
Aunque las grasas saturadas ya no son las malas de la película, es decir, ya no se las vincula a mayor riesgo cadiovascular como siempre se ha creído, estas no son las más recomendables en la dieta diaria.
Es decir, las carnes rojas no son fuente de grasas beneficiosas para el organismo como pueden ser las poliinsaturadas dentro de las cuales se encuentra el omega 3 o las monoinsaturadas, sino que la mayor parte de ellas ofrecen grasas saturadas y colesterol como principales lípidos.
Y aunque el colesterol que se ingiere poco influye en sus niveles en sangre, el perfil de grasas de las carnes rojas no es el más beneficioso sino uno de los menos aconsejables para priorizar a diario, por eso siempre se recomiendan los cortes más magros y alternar su ingesta con otro tipo de carnes como pueden ser las de pescado que sí ofrecen grasas sanas.
Poseen purinas en elevadas proporciones
Las carnes rojas son uno de los alimentos con más purinas, sustancias que tras su metabolización culminan generando ácido úrico en el organismo y que en cantidades elevadas pueden representar un riesgo para la salud.
Por esta razón, quienes tienen ácido úrico elevado en sangre, problemas articulares a causa de este o alteraciones en el funcionamiento renal, siempre deberían evitar las carnes rojas que son concentradas en purinas y pueden agravar la situación.
Su exceso supone riesgos
Refiriéndonos a las carnes rojas frescas, diferentes estudios han observado que ante un consumo excesivo se incrementa el riesgo de sufrir enfermedades.
No sólo podemos tener más purinas y por ello ácido úrico elevado en sangre sino que ante un exceso de carnes rojas (algo que no sucede con los pescados u otras carnes) tenemos más riesgo de sufrir problemas hepáticos y resistencia a la insulina, esta última condición necesaria para que se desarrollen diferentes problemas metabólicos que dan origen a patologías varias como por ejemplo, la diabetes.
También se ha vinculado el consumo elevado de carnes rojas con más riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o ACV por lo que se recomienda no abusar de su consumo superando las dos porciones o 300 gramos diarios.
Por el contrario, recomendamos consumir una ración de 150 gramos unas tres veces por semana como máximo con el objetivo de incluir otras carnes y pescados en la dieta habitual.
Ya vemos que un consumo adecuado y la cocción correcta pueden volver a las carnes rojas en proveedoras de diversas ventajas para el organismo, siempre y cuando las acompañemos de un estilo de vida saludable.
Imagen | iStock y Pixabay