El azúcar añadido es nuestro gran enemigo en la actualidad, pero no podemos olvidar otros villanos como las grasas trans, las harinas refinadas o el sodio. Te mostramos las consecuencias de consumir sodio en exceso y cómo reducir su presencia en la dieta habitual.
Sal o sodio y sus consecuencias cuando nos excedemos en su ingesta
El sodio es un componente de la sal de mesa común y de muchos alimentos o platos que la contienen. Representa para nuestro cuerpo un electrolito que contribuye a la regulación de líquidos corporales y por lo tanto, es necesario en niveles adecuados.
Sin embargo, cuando su consumo es elevado puede afectar desde el balance de líquidos hasta nuestro metabolismo y así, conducirnos a diferentes enfermedades.
La Organización Mundial de la Salud recomienda no superar los 2 gramos de sodio por día o lo que es igual, limitar el consumo de sal a un máximo de 5 gramos diarios.
Las potenciales consecuencias
Cuando de forma habitual superamos el consumo máximo recomendado por la OMS y con creces las potenciales consecuencias a las que nos enfrentamos son:
- Problemas renales debido a la liberación de hormonas que contribuyen a reabosber más líquido y sobrecargan riñones.
- Aumento de peso porque todo el cambio metabólico antes dicho puede ocasionar la ruptura de estructuras musculares y un gasto de energía que es compensando con mayor sensación de hambre y por lo tanto, más consumo de alimentos.
- Mayor riesgo de sufrir hipertensión arterial e incremento de riesgo cardiovascular, de la mano de la sobrecarga renal y los cambios hormonales que la alta ingesta de sodio genera.
- Problemas digestivos, gastritis y cáncer de estómago como concluye una investigación publicada en 2012.
- Pérdida de masa ósea debido a que una mayor ingesta de sodio incrementa la excreción del mismo y esto se asocia a menor retención de calcio, un mineral clave para los huesos.
- Resulta adictivo, sobre todo en combinación con otros nutrientes como las harinas refinadas o las grasas, presentes habitualmente de forma combinada en ultraprocesados.
Claramente, el efecto de consumir sodio en exceso no debe subestimarse, ya que puede ocasionar mucho más que elevar la tensión arterial en nuestro cuerpo, perjudicándonos a largo plazo.
Las claves para reducir el sodio en la dieta habitual
La sal de mesa es un gran componente de sodio en nuestra dieta, sin embargo, hoy en día la principal fuente no es el salero sino los ultraprocesados del supermercado.
Es decir, con aditivos varios a base de sales de sodio y procesos industriales en los cuales la sal tiene un rol clave, los productos procesados son los que más suman sodio a nuestra dieta y favorecen un consumo excesivo.
Así, una gran herramienta para reducir el sodio en nuestra dieta es limitar al máximo los ultraprocesados, sobre todo: snacks comerciales, panes industriales, bollería, caldos y salsas, aderezos, fiambres y embutidos, entre otros productos.
Pero además, puede ser de gran ayuda para acostumbrar nuestro paladar a un menor consumo de sodio utilizar hierbas y especias varias para dar sabor a nuestros platos, así como hortalizas y vegetales diversos.
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Imagen | Unsplash y Pixabay
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