Durante décadas autoridades sanitarias y nutricionistas han insistido en la idea de que el desayuno es la comida más importante del día y saltárselo acarreaba serias consecuencias, entre otras un aumento del sobrepeso. Algunos estudios ya habían mostrado que esta afirmación era probablemente exagerada, pero un nuevo estudio publicado en el British Medical Journal (The BMJ) asegura ahora que, por mucho que se haya repetido lo contrario, no hay evidencias de que desayunar ayude a perder peso.
La publicación británica desmonta la creencia actual sobre que desayunar ayuda a adelgazar y lo hace cuestionando la -baja- calidad de los estudios en los que se basan. The BMJ enfatiza la falta de solidez y advierte de la importancia de interpretar cuidadosamente los resultados, pues son conclusiones basadas en la observación y, posiblemente, sesgadas por estilos de vida saludables y elecciones adecuadas de alimentos.
El desayuno y la pérdida de peso no están relacionados
Según The BMJ no existen pruebas sólidas que respalden la idea de que desayunar ayude en absoluto a adelgazar, como tampoco las hay de que saltarse el desayuno conduzca a un aumento de peso. De hecho afirma que quienes desayunan ingieren más calorías a lo largo del día y que saltarse el desayuno no produce más apetito al final dela jornada.
Las conclusiones de The BMJ derivan del análisis llevado a cabo en la Universidad de Monash en Melbourne de 13 ensayos controlados aleatorios, principalmente en EEUU y Reino Unido, de los últimos 28 años y la evidencia obtenida de ellos. ¿Los conejillos de indias? “Desayunadores” habituales y no habituales, de distintos pesos corporales controlados entre 24 horas y 16 semanas.
Varios de estos ensayos se centraron en establecer una relación entre desayunar-no desayunar y los cambios de peso corporal, mientras que otros analizaron el efecto del desayuno en la ingesta diaria de energía. Al contrario de lo que hasta la fecha hemos creído, los resultados obtenidos han mostrado que:
Quienes se saltaron el desayuno pesaban 440 gramos menos de media que quienes desayunaron regularmente, no habiendo diferencia entre las personas con un peso normal y las que tenían sobrepeso.
Quienes desayunaron habitualmente ingirieron 260 calorías más, de media diaria, que quienes no desayunaron, con independencia de los hábitos de desayuno de los primeros.
Saltarse el desayuno no tuvo relación con que las personas se sintieran más hambrientas por la tarde, ni con las diferencias en el gasto calórico.
Las tasas metabólicas entre quienes desayunaron habitualmente y quienes no lo hicieron apenas mostraron diferencias.
El estudio de The BMJ desmonta el argumento de que desayunar puede ayudar a perder peso porque evita que comamos en exceso durante el resto del día. Parece no ser una buena estrategia y no nos va a ayudar a adelgazar. No obstante advierte, nuevamente y esta vez con su propio trabajo, que los resultados sean interpretados con cautela.
Si bien desayuno ha sido defendido durante años como la comida más importante del día, no hay evidencia de ello. Las investigaciones que están apareciendo nos dicen que el desayuno no es más que otra comida -aunque desayunar a diario podría tener efectos importantes en niños como la mejora de la concentración y los niveles de atención- y saltárselo no tiene más consecuencias que saltarse una comida cualquiera. Pero yo, no obstante, me voy a preparar un té.
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