Desde hace algunas décadas la dieta flexitariana se ha instalado en gran parte de la población como una variante del vegetarianismo, hoy tan de moda. Sin embargo, las particularidades del flexitarianismo pueden convertir al mismo en una de las mejores alternativas para cuidar la salud.
¿De qué se trata la dieta flexitariana?
El flexitarianismo es una variante del vegetarianismo, caracterizado por la flexibilidad. Es decir, se lleva un dieta vegetariana como base pero eventualmente se admite la ingesta de carnes.
La base de este tipo de alimentación son los alimentos de origen vegetal como los granos enteros, semillas, frutas, verduras y derivados, pero ante un evento, una salida o simplemente una comida familiar o un antojo, se admite la ingesta de carne.
Aunque la mayor parte de los días de la semana las carnes estarán ausentes y pueden o no estar presentes huevos y lácteos, un flexitariano se permite y disfruta de una comida con carnes una o pocas veces más a la semana.
De alli el concepto de flexitariano que designa a un vegetariano flexible que de vez en cuando consume carnes.
¿Por qué podría ser la alternativa más saludable?
Llevar una dieta en la que predominen los alimentos de origen vegetal siempre es recomendable si deseamos cuidar la salud, sin embargo, no son pocos los que consideran que ser vegetariano es difícil, resulta estricto y merece planificación así como especial cuidado al momento de prevenir déficits, mientras que el flexitarianismo evade estos rasgos negativo y se presenta como una alternativa más viable, según concluye una encuesta realizada a adultos jóvenes en D'Youville College, un colegio del oeste de Nueva York.
Por otro lado, científicos estadounidenses observaron mayores comportamientos y actitudes alimentarias desordenadas en mujeres vegetarianas que en no vegetarianas, lo cual se traduce en un riesgo superior de sufrir trastornos alimentarios, quizá debido a la restricción y el** carácter estricto de la dieta vegetariana**.
Entonces, una dieta más flexible pero basada en alimentos de origen vegetal podría ser más fácil de llevar a cabo, más sostenible en el tiempo y más sana para nuestra conducta alimentaria, pues además, nos permite socializar sin mayores inconvenientes.
Además, la dieta flexitariana ha demostrado en un estudio realizado en Australia, que posee iguales beneficios para el medio ambiente que una dieta vegetariana, pues podría reducir considerablemente los gases propios de la producción de carne y así, colaborar en la detención del cambio climático.
Asimismo, sobre la salud cardiovascular, el control del peso corporal, el riesgo de sufrir enfermedades degenerativas y demás, la dieta flexitariana también podría ser beneficiosa, pues no hace falta erradicar las carnes sino que con reducirlas considerablemente y al mismo tiempo, incrementar el consumo de fibra, antioxidantes y demás compuestos de origen vegetal como los fitoesteroles por ejemplo, es suficiente para favorecer la salud. De hecho, una investigación publicada en Ecology of Food and Nutrition señala que los flexitarianos son los que en su mayoría adoptan la dieta por salud, mientras que los vegetarianos lo hacen por preservar los derechos de los animales.
Por otro lado, se ha demostrado en un estudio publicado en JAMA Internal Medicine que la ingesta de menos de 50 gramos de carnes rojas al día, se asocia a menores muertes por enfermedades cardiovasculares, por lo que consumir dos veces a la semana unos 150-200 gramos de carne en nada perjudicaría la salud, sino que podría tener el efecto contrario.
De igual forma, la Fundación Española del Corazón considera que un consumo moderado de carnes es perfectamente aceptable y recomienda una ración unas tres o cuatro veces por semana, cantidad que en una dieta flexitariana por lo general no se alcanza.
Por todas estas razones, llevar una dieta flexitariana, con abundantes alimentos de origen vegetal y moderada presencia de carnes puede ser la mejor alternativa para cuidar la salud, sin restringirnos, sin tener que limitarnos si deseamos comer carne en un evento o con la familia y lo mejor, sin dejar de proteger el medio ambiente y nuestro organismo.
Bibliografía consultada | Schage, Katelyn J., M.S., D'Youville College, 2016, 96 pages; 10107618; Journal of the Academic of Nutriction and Dietetics, June 2003, Volume 103, Issue 6, Pages 745–747; Renewable Energy, Volume 67, July 2014, Pages 90–96; Ecology of Food and Nutrition, Volume 53, 2014 - Issue 6; Arch Intern Med. 2012;172(7):555-563, doi:10.1001/archinternmed.2011.2287.
En Directo al Paladar | ¿Se puede ser flexivegano?
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