El huevo (refiriéndonos siempre al huevo de gallina) es un alimento que durante mucho tiempo fue maltratado por todos nosotros porque se asociaba a un incremento de colesterol en sangre, por lo tanto, abusar de este alimento en nuestra dieta diaria era desaconsejable si queríamos cuidar de la salud. Sin embargo, este ingrediente injustamente maltratado tiene grandes virtudes nutricionales.
El huevo como ingrediente de los platos
El huevo además de ser un alimento que puede ofrecernos nutrientes importantes para el organismo, es un versátil ingrediente de los platos, pues puede emplearse tanto en preparaciones saladas como dulces, calientes o frías, sometiéndolo a diferentes cocciones o usándolo en preparaciones con sólo batirlo.
Como ingrediente de nuestros platos, el huevo puede servir para unir preparaciones como el caso de una tortilla o salteado, como en este salteado de patatas, espárragos y champis, para enriquecerlas nutritivamente, para dar volumen como el caso de un merengue, para ligar o simplemente para dar sabor como es en el caso de las ensaladas que se suma a otro tipo de ingredientes.
Es un alimento versátil, económico y por ello, es un gran comodín en la cocina que podemos emplear a diario sin problemas.
El huevo y su relación con la salud
A pesar de la mala fama con que injustamente carga el huevo, este ingrediente tiene valiosos nutrientes para ofrecernos. Si bien tiene un contenido relativamente alto en colesterol, su consumo únicamente no puede ser responsable del incremento significativo de los niveles de colesterol en sangre, por lo tanto, llevando una dieta equilibrada y sin hipercolesterolemia detectada, podemos consumir a diario 1 huevo sin problemas.
El huevo es poseedor de buenas proteínas, de alta calidad porque poseen todos los aminoácidos esenciales y de alta digestibilidad por lo que es bien tolerada (mejor que las carnes) en personas con problemas digestivos o intestinales.
Además de proteínas de buena calidad el huevo posee grasas en semejante proporción, pero estos nutrientes se pueden separar perfectamente si apartamos la clara de la yema.
El huevo, con sólo 110 Kcal por unidad, nos ofrece vitaminas y minerales, sobre todo es fuente de vitaminas del complejo B y vitamina A que contribuye a la salud de la piel, el cabello y los ojos, y respecto a los minerales, en el huevo se destaca el contenido en fósforo, potasio, magnesio, sodio y en menor medida calcio.
Por supuesto, el modo de cocción que utilicemos tiene que ver con la forma en que impacta el consumo de huevo en la salud, ya que la ingesta de un huevo frito que posee más grasas y calorías y que ha perdido algunas vitaminas no será igual de saludable que un huevo hervido, usado como ligue al horno o batido en una preparación como puede ser un soufflé en que las claras se suben a punto de nieve.
El huevo sin cocción no es aconsejable consumirlo, pues por un lado puede ser vehículo de bacterias como la salmonella y por otro, contiene una sustancia llamada avidina que tiene efecto de antivitamina e impide el funcionamiento de la vitamina B8.
Pero en forma cocida, excepto en frituras que las calorías se duplican así como las grasas, el huevo puede ofrecer valiosos nutrientes y ser incorporado como ingrediente a variadas preparaciones, incluso en la dieta de quienes padecen problemas digestivos, intestinales, diabetes o dislipemias. En este último caso se aconseja reducir su consumo a 3 veces por semana, o consumir la yema con esta frecuencia incorporando la clara del huevo más veces a la semana.
El huevo ha sido maltratado por nosotros por mucho tiempo, pero merece su reivindicación en la dieta diaria porque pueden ofrecernos grandes virtudes nutricionales y ser un ingrediente versátil, económico y saludable en nuestra cocina.
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Imagen | Michelini