De la mano de la industrialización de nuestros alimentos, el marketing se ganado un lugar importante en nuestra mesa. Es decir, con cada alimento que se empaqueta o se manipula en la industria también va ganando espacio la publicidad y el marketing decidiendo en gran parte lo que comemos. Por eso, el etiquetado que es nuestro único arma al momento de comprar un producto procesado o ultraprocesado es decisivo y debemos estar preparados para enfrentarnos a ellos.
Para ser más críticos y no caer en las poderosas armas del marketing, hoy te mostramos etiquetas confusas o que llevan trampa y cómo puedes identificarlas para no dejarte guiar por ellas.
Etiquetas poderosas que solemos confundir con sanas
En el etiquetado de un alimento encontramos diferentes partes: el nombre y leyenda del producto, el listado de ingredientes y la información nutricional que son nuestros recursos más valiosos para identificar si es un alimento o producto es saludable o no.
Entonces, en las etiquetas muchas veces encontramos el nombre, el color y la leyenda de un producto que nos confunde haciéndonos pensar que estamos ante una alternativa saludable cuando muchas veces no lo es.
Por ejemplo, la palabra "natural", "orgánico", "BIO" o bien "Diet" o "light" son de las etiquetas más poderosas que podemos encontrar y que nos llevan a pensar en productos saludables para el organismo.
Sin embargo, ni natural ni orgánico significa sano, sino que como hemos demostrado con las aguas naturales minerales de Font Vella pueden llevar ingredientes poco sanos como jarabes, sacarosa, miel u otros azúcares añadidos.
De manera semejante ocurre con las etiquetas que llevan el nombre Diet o Light como portada, pues por ejemplo, las galletas Diet Fibra Muesli de Gullón que efectivamente son ricas en fibra y llevan el sello que lo indica pero poseen más de 20% de azúcar en su interior y eso podemos verlo en su información nutricional y listado de ingredientes:
Ingredientes: Harina de avena, copos de avena, azúcar, aceite vegetal (aceite girasol alto oleico), harina de trigo, jarabe de glucosa y fructosa, pasas, arroz inflado (harina de arroz, harina de trigo, sal), fibra de avena, proteína de soja, gasificantes (carbonato ácido de sodio y carbonato ácido de amonio), sal. Puede contener trazas de leche.
Por otro lado, las alternativas BIO o ecológicas también son muchas veces sugeridas como opciones sanas y aptas para una dieta amigable con nuestra salud.
Sin embargo, según la normativa, un alimento BIO o ecológico es aquel que se produce cumpliendo requisitos como: el uso de recursos naturales presentes en el sitio y la temporada en que se hayan cultivado o criado; respeto a la explotación sostenible del suelo; no utilización de transgénicos (excepto en los medicamentos) y solo usarán productos sintetizados en el laboratorio (herbicidas, pesticidas, abonos o medicamentos) cuando sea estrictamente necesario.
Es decir, BIO o ecológico no es sinónimo de sano ni de más nutritivo, pues tiene que ver con la forma en que se produce un alimento y de manera semejante a la etiqueta natural u orgánica, muchas veces algo totalmente natural y amigable con el medio ambiente como puede ser la miel no es sano sino que es un azúcar libre o añadido más.
Como podemos ver, estas son algunas de las etiquetas poderosas pero confusas, pues como consumidores no estamos suficientemente informados acerca de qué significa cada una de ellas y por el contrario, la industria las utiliza para incrementar su venta y consumo.
Etiquetas trampa, aun más confusión para el consumidor
Además de sellos y etiquetas que usan denominaciones o leyendas poderosas como las antes mencionadas, en el supermercado encontramos variedad de productos con etiquetas trampa que desde hace tiempo la OCU reclama y recoge en Twitter bajo el hashtag #EtiquetasTrampa.
Por ejemplo, aquí encontramos envases de alimentos que semejan por la foto anillas de calamares y se denominan "Aros a la Romana" pero que en realidad es un producto derivado del pescado y que poseen azúcares, harinas y demás agregados pero que para nada son en su mayoría calamar.
También encontramos productos con fruta o que destacan el nombre de una fruta en el envase haciéndonos creer que estamos accediendo en gran parte a este alimento cuando por ejemplo, poseen menos de 5% de fruta fresca y muchas veces son en su mayoría saborizantes y azúcar los ingredientes del mismo.
Un ejemplo más es el Rallado para gratinar de Oggi que nos hace pensar en queso por supuesto, pero que cuando nos remitimos a su listado de ingredientes vemos lo siguiente:
ALMIDON MODIFICADO, AGUA, GRASA VEGETAL, LACTOSUERO, QUESO, SAL, SALES DE FUNDIDO: E-331, E-300, ESTABILIZANTES: E-407, E-415, E-417, C
O sea, su ingrediente principal no es el queso sino que antes contiene almidón, grasa vegetal y otros ingredientes que nos hacen pensar en lo mucho que nos puede engañar esta como otras etiquetas.
Como podemos ver, son muchas las etiquetas confusas o trampa del supermercado y por ello, es momento de aprender a identificarlas y ser críticos con lo que vemos en cada envase.
Cómo identificar etiquetas trampa o confusas
Lo primero que tenemos que hacer es no ser confiados, no dejarnos guiar por un sello de "100% natural" o una etiqueta BIO, orgánica, Diet o similares.
Además, si vemos nombres determinados que nos hacen pensar en productos saludables o colores en el envase que también nos dan la idea de sano, igualmente no nos quedemos con ello, pues lo mejor que podemos hacer es remitirnos a su listado de ingredientes y a la información nutricional del producto.
Debemos considerar que en el listado de ingredientes los primeros en nombrarse son los mayoritarios, es decir, el orden en que se mencionan los ingredientes nos indica cuáles tienen mayor presencia.
En la información nutricional podemos ver las proporciones de cada nutriente, ofrecidos por los ingredientes. Sin embargo, ver el listado de lo que posee cada producto es lo más esclarecedor en mi opinión porque allí veremos si hay azúcar, miel, jarabes, grasa de palma, harinas refinadas u otros ingredientes poco sanos que aun así pueden denominarse BIO, orgánicos, naturales y tener por ello, una buena mala fama.
Ya sabes, no te dejes guiar por la primera impresión que dan los envases y etiquetas de los alimentos, pues muchos de ellos son confusos o llevan trampa y por lo tanto, no contribuyen en nada al logro de una dieta saludable.
Imagen | Unsplash, OCU e iStock