Poner grasas y salud en la misma frase puede parecer extraño. Pero poner grasas saturadas y salud es casi una aberración. Hasta hace bien poco se consideraba a las grasas saturadas como el tipo de grasa más perjudicial. Investigaciones recientes han concedido ese honor a las grasas trans. Pero hay una diferencia fundamental. Las grasas trans son un invento muy reciente, mientras que las grasas saturadas llevamos consumiéndoles muchos miles de años.
Masai, Esquimales, Tokelau o Kitavanos, son todas poblaciones ancestrales que tienen en sus dietas un elevado componente de grasas saturadas. A pesar de lo que pudiera parecer, estas poblaciones son relativamente sanas en lo que se refiere a enfermedades cardiovasculares, ¿cómo es posible?
Una primera hipótesis sería, "están genéticamente adaptadas a su consumo". No es el caso. Cuando estas poblaciones ingieren dietas más occidentales, empiezan a tener problemas cardiovasculares. Otra explicación sería, "bueno, los esquimales queman todas las grasas muy rápido por el frío", ok, pero ¿qué pasa con los masai que viven en África?
La cuestión es, ¿son las grasas saturadas las verdaderas culpables de las enfermedades cardiovasculares?
Esta hipótesis cobró fuerza a partir de la publicación en 1952 de un estudio que correlacionaba el consumo de grasas con la incidencia de enfermedades cardiovasculares (Ancel Keys). Sin embargo, este estudio tenía algunos fallos metodológicos. Para empezar solo incluía ciertos países, y además solo mostraba una correlación, no demostraba una relación causa-efecto.
Por ejemplo, este estudio indicaba que Francia, a pesar de su alto consumo de grasa en forma de quesos, mantequilla, o paté, presentaba una incidencia menor de enfermedades de corazón. ¿Cómo era esto posible? Durante mucho tiempo esto se ha conocido como la "Paradoja Francesa".
Cuando nuevas revisiones de este estudio, han incluído más páises, se ha podido comprobar que esta correlación no existe. Podéis ver el gráfico adjunto con más datos.
Hay que tener en cuenta que cuando se habla de correlación, no es lo mismo de causa-efecto. Por ejemplo, uno puede correlaciones fácilmente el número de crimenes de una zona y el número de comisarías de policía. Así, zonas más conflictivas tendrían más comisarias y se podría llegar a la conclusión equivocada de que la policía causa los delitos. Obviamente, esto no es así.
En el caso de las grasas saturadas, podríamos estar ante el mismo problema. Si, es cierto que hay mayor incidencia de infartos en algunos países con más ingesta de grasas saturadas, pero ¿son las grasas la causa, o hay algún otro factor implicado? Los datos de Francia, Suiza, Esquimales o Masai, deberían hacernos dudar.
Los gorilas tienen una dieta casi estríctamente vegetariana. Se pasan gran parte del día comiendo hojas y algunos frutos. Luego pasan largos tiempos de reposo en los que sus grandes barrigas con ayuda de las bacterias digieren las hojas. ¿Sabéis el resultado de esta digestión? Un caldo con gran cantidad de grasas saturadas que llegan a representar el 57% de su ingesta calórica.
Las grasas saturadas en el organismo
Hoy en día, parece que todo que aquello que lleve grasa es malo, por sí mismo. Creo que conviene tener en cuenta para qué necesitamos la grasa saturada, antes de eliminarla por completo de nuestra dieta.
Las grasas saturadas juegan papeles de importancia dentro de nuestro organismo:
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Colesterol. Las grasas saturadas suben el colesterol. ¿Beneficio? Si, la ingesta de grasas sube el colesterol, pero lo hace forma beneficiosa, aumentando a la vez el LDL y el HDL.
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Efectos antimicrobianos. Son varios los ácidos grasos saturados que han demostrado tener capacidades antimicrobianas. En concreto, los ácidos mirístico y láurico.
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Cerebro. Para el correcto funcionamiento del cerebro son necesarios los ácidos grasos omega-3 DHA y EPA, pero en un pequeño porcentaje. El resto de grasa en el cerebro son grasas saturadas.
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Pulmones. La superficie surfactante del interior de los pulmones está compuesta de forma casi exclusiva por grasas saturadas.
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Huesos. Los ácidos grasos saturados son fuente de vitaminas liposolubles (A, D, K2) imprescindibles para mantener unos huesos sanos.
Las últimas investigaciones
Son varios ya los medios que han ido reflejando los resultados de las últimas investigaciones sobre las grasas saturadas. Casi todos ellos, hechos con un mayor control de las variables, exculpan a la grasa saturada por sí sola, como causante directo de los problemas cardiovasculares.
El problema viene cuando reemplazamos las grasas saturadas por otras grasas menos saludables, como aquellas altas en ácidos grasos omega-6 o por hidratos de carbono refinados o azúcares. Quizá se esté apuntando de forma demasiado simplista a un nutriente que se ha consumido durante miles de años y que es también esencial para nuestra salud.
Eso sí, mezclar estas grasa, con azúcares refinados, bebidas azucaradas o alimentos procesados es cuando podemos empezar a tener problemas, y a buen seguro no harán más que agravar el problema.
Imagen vía | Coconut halved by SingChan
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