Sus productos pueden ser inseguros y colocar en riesgo la salud
En los últimos años no ha quedado ciudad en España que no tenga huertos urbanos en su interior; y es que ha resultado un excelente idea para combinar la presencia de espacios verdes con actividades comunitarias y educación alimentaria. Sin embargo, los huertos urbanos son un peligro para la salud aunque se piense lo contrario, y debemos tomarnos esto en serio o tendremos un gran problema.
Con la finalidad de reverdecer las ciudades y al mismo tiempo contribuir a una dieta de calidad y a la seguridad alimentaria de toda la población, en España durante la última década se ha pasado de los 2492 huertos urbanos en 2006 a los 15243 en 2014, según Gregorio Ballesteros.
El terreno dedicado a se multiplicado por siete y más de 200 ciudades cuentan con instalaciones de este tipo. Sin embargo, este fenómeno ha explotado en todo el mundo y no sólo se limita a España, sino que países culturalmente muy distintos como Estados Unidos, Japón o Cuba también se han sumado al boom de la agricultura urbana.
Esto parece ser la solución perfecta a diferentes problemas, ya que resulta un paliativo ante la crisis económica y al mismo tiempo, estimula actividades de ocio o recreativas muy favorables para la salud, ayudando entre otras cosas a enfrentar problemas medioambientales.
Los peligros no conocidos de los huertos urbanos
Más allá de todas las ventajas que fundamentaron la expansión de los huertos urbanos en los últimos años, el consumo de alimentos originados en este tipo de lugares puede resultar muy peligroso, aunque no lo imaginemos.
Hace unos años en Estados Unidos, se presentó un caso que ilustra a la perfección los peligros que pueden entrañar los huertos urbanos. Ryan Kuck, director de Greengrow, una granja urbana situada desde la década de los 80 en la zona industrial de Filadelfia explicó que sus dos gemelos pequeños tenían elevados niveles de plomo en sangre producto del consumo de frutas y verduras de su propio huerto.
El plomo es un elemento especialmente perjudicial en el organismo humano, y en altas concentraciones puede tener un efecto muy dañino en los niños afectando su sistema nervioso y causando entre otras cosas trastornos del desarrollo, problemas de conducta y retrasos mentales.
Pero como explica la OMS, en realidad no se conocen niveles seguros de plomo ni para niños ni para adultos, sino que casi en cualquier concentración este elemento puede tener efectos perjudiciales en nuestro cuerpo.
Los huertos urbanas pueden ser los responsables de la presencia de plomo en nuestro organismo, ya que durante décadas los suelos de las ciudades han acumulado plomo y ahora este elemento pasa a los alimentos que consumimos.
Millones de coches utilizan combustible con plomo, los edificios se pintan con pintura con plomo, y es así como el suelo las ciudades está contaminado y el ambiente en el que hoy se sitúan los huertos urbanos también lo está.
Por su parte, las plantas que usamos en horticultura tienen la propiedad de acumular elementos y compuestos potencialmente tóxicos como metales pesados o derivados del uso de hidrocarburos, pasando todo esto a nuestro cuerpo cuando lo ingerimos.
En palabras simples, estamos poniendo acumuladores de tóxicos comestibles en un suelo contaminado porque como denunciaba Andrés Rodríguez, la moda de los huertos urbanos está haciendo que se instalen huertos a ciegas, sin analizar las condiciones del terreno previo al cultivo.
Cómo explica Rodríguez, que investiga la contaminación por plomo en suelos urbanos, pese a su potencial beneficioso en otras áreas de nuestra vida, hoy por hoy la mayor parte de los huertos urbanos son un verdadero riesgo ecológico totalmente innecesario, y las investigaciones científicas que se han realizado al respecto lo avalan.
Huertos urbanos: naturales pero inseguros
Si bien también existe la discusión sobre si los alimentos que encontramos en el supermercado están o no contaminados, la realidad es que estos últimos productos que entran en el circuito alimentario suelen estar muy controlados, algo que no sucede con las frutas y verduras propias de los huertos urbanos.
De hecho, en la búsqueda de alimentos más naturales, menos procesados y por lo tanto más sanos, hemos llegado a este gran problema de producción de alimentos sin ningún tipo de control, cultivados en terrenos contaminados y que ponen riesgo la salud de quienes los consumen.
Los análisis que se han llevado a cabo en huertos urbanos de Madrid son claros: los terrenos no son seguros y nada justifica continuar con los proyectos de expansión de los mismos sin unas mínimas garantías de seguridad, pues a largo plazo puede traducirse en graves problemas de salud para la población.
Lamentablemente, los huertos urbanos son un peligro para la salud, al contrario de lo que pensamos.
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Imagen | Foto de portada: Galen Crout, foto 1: Dorieo, foto 2: Diario de Madrid y foto 2: Markus Spiske.
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