Los occidentales no estamos más gordos por ser más vagos

Una de las hipótesis más extendidas hoy en día, es la que afirma que en el mundo occidental estamos más gordos porque nuestra actividad es mucho más sedentaria. Sin embargo, los estudios de los que os voy a hablar hoy parecen contradecir este pensamiento tan generalizado.

Una de las cosas que mucha gente olvida con el tema del ejercicio físico y la ingesta de alimentos, es el hecho de que no son dos variables independientes. Es decir, cuando hacemos ejercicio físico nuestra apetito se ve afectado, bien aumentándolo o disminuyéndolo. Por otro lado, los propios alimentos que ingerimos podría tener ciertos efectos sobre nuestra apetencia por tomar más alimentos de ese tipo, lo que se conoce como palatabilidad.

El agua doblemente marcada (doubly labeled water o DLW), es una técnica que se utiliza para medir el gasto metabólico de un oranismo y se podría decir que es la creme de la creme en cuanto a medición del metabolismo.

Usando esta técnica unos investigadores, han analizado el consumo de energía entre poblaciones de países desarrollados, y poblaciones de países menos desarrollados (fuente).

Los resultados, en contra de lo que podríamos suponer han demostrado que ajustados todos los demás factores como peso, masa corporal, etc…, el gasto de energía entre países desarrollados y países no desarrollados es prácticamente el mismo. Esto viene a contradecir la hipótesis que afirma que el problema de que haya cada vez más obesidad, no es que consumamos más alimentos o que sean más calóricos, sino que hacemos menos ejercicio.

Estudiando a los Hadza

Por otro lado y casi de forma paralela, otro grupo de investigadores ha logrado, de forma independiente, demostrar este mismo principio usando una población de cazadores recolectores, los Hadza. Esta población tiene una dieta que podríamos asemejar a la que pudieran tener nuestros antepasados en el pleistoceno. Las mujeres dedican a recolectar tubérculos y frutas, mientras que los hombres suelen ir a cazar o a recoger miel.

Hombres Hadza en el supermercado

Lo que encontraron estos investigadores, que incluso llegaron a seguir por GPS los movimientos de las personas de la tribu, es que estas poblaciones, no tienen un consumo de energía menor durante el día que otras poblaciones occidentales. De nuevo esto contradice la hipótesis de que ahora estamos más gordos porque nos movemos menos. Podéis leer el estudio original en inglés aqui, Hunter-Gatherer Energetics and Human Obesity.

El ejercicio físico y el control del peso

Tenemos que tener en cuenta un aspecto que parece olvidado cuando hablamos del ejercicio físico. Es el hecho, de que cuando una máquina de correr o una bicicleta estática nos indican que hemos consumido X calorías, en realidad se olvida de un factor muy importante. Éste factor es la tasa de metabolismo basal, que deberíamos sustraer a las calorías quemadas. Es decir, si quemamos 100 calorías según la máquina, tendríamos que restarle, las 60 o 70 que habríamos quemado simplemente aunque no hubiéramos hecho absolutamente nada.

Por supuesto, esto no quiere decir en absoluto que no haya que hacer ejercicio físico. Sin embargo, si lo que estás intentando que es hacer ejercicio físico para perder peso, quizá esta no sea la estrategia mejor. Todo parece indicar que el motivo fundamental por el que ganamos peso es la alimentación, y no por la falta de actividad física, como demuestran los estudios anteriores.

El ejercicio físico, en el contexto de una alimentación correcta, es un factor que puede ayudar y de hecho ayuda, en la mayoría los casos a rebajar peso, salvo para una pequeña minoría, en cuyo caso se produce un aumento del apetito.

Como vengo señalando desde hace tiempo, quizá el principal motivo por el que estemos ganando peso venga determinado por alimentos que tienen una baja capacidad nutritiva, y una muy alta palatabilidad. Algo que señalaba en nuestra entrevista el experto Dr. Stephan Guyenet.

Para llevar

Mucha gente, se apunta a los gimnasios para perder peso, cree que quema 500 o 600 calorías, y luego lo utiliza como excusa para poder comer cualquier cosa.

Estos estudios vienen a demostrar que la situación no es así. Si queremos hacer algún cambio efectivo en nuestra composición corporal, primero debemos fijarnos en que estamos comiendo. Más adelante, y quizá por motivos distintos a los que pensamos, debemos incorporar ejercicio físico pero pensando más en sus beneficios psicológicos esqueléticos, musculares, etc., que en el efecto que pueda tener sobre una pérdida de peso. Al fin y al cabo, no somos un modelo de horno-caloría.

Además, hemos de pensar que el deporte debe ser algo divertido no una obligación impuesta para conseguir perder unos kilos.

Para terminar, me gustaría conocer vuestra experiencia respecto al ejercicio físico y la perdida de peso, si os ha ayudado, si no habéis notado cambio o si conocéis de gente a la que le haya o no le haya funcionado. Espero vuestros comentarios.

Imagen | Por loop_oh, Por Brian Wood

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