Que la pasta no es sana, que engorda o no y demás afirmaciones se suelen escuchar respecto a este alimento tan controvertido como amado por todos nosotros. La realidad es que no todas las pastas son iguales y que si queremos podemos volverlas más sanas y adecuadas para el cuidado de nuestra dieta con los siguientes trucos.
Lo primero: elegir una buena pasta
Dado que la mayor parte de las pastas se elaboran a base de almidón y harina de trigo blanca que no son más que cereales refinados que deberíamos evitar en nuestra dieta, lo más recomendable es reemplazar este tipo de pastas por su versión integral.
Escoger pastas de harina integral, sea cual sea el cereal del que derivan, siempre es buena opción para lograr un plato final más sano, con más minerales y vitaminas, más fibra y proteínas vegetales que resultan en mayor poder de saciar al organismo.
Otra buena opción son las pastas de legumbres que también poseen más fibra y proteínas que las pastas tradicionales de cereales y por ello no sólo sacian más sino que poseen un índice glucémico inferior y ello se traduce en una opción que no afecta negativamente la salud como si lo hacen las harinas refinadas.
Algunas otras alternativas recomendables son las pastas con verdura en su interior, pero no hablamos de pastas comerciales con sólo el color de una hortaliza en particular sino más bien de pastas caseras con una elevada proporción de vegetales en su interior que suman fibra, reducen la absorción de las harinas de la receta y sacian más por esa misma razón. Por ejemplo: ñoquis de espinaca, de calabaza, remolacha, u otras hortalizas.
Las pastas nunca solas
Aunque escojamos pastas integrales, de legumbres o con muchas hortalizas en su interior, lo mejor para lograr un plato más sano es que nunca las sirvamos solas, sino acompañadas de ingredientes de calidad que nos permitan obtener una preparación más saciante y nutritiva.
Así, lo más recomendable es sumar una o más hortalizas a la pasta y también podemos añadir frutos secos, semillas, lácteos, pescado, legumbres o carnes magras para añadir con estos ingredientes fibra o proteínas que sacian, vitaminas, minerales y antioxidantes varios.
Algunos ejemplos de buenas preparaciones a base de pasta y combinadas con ingredientes de calidad son: macarrones integrales con salsa picante de tomates secos y chía, pasta integral con verduras, pasta de lentejas rojas con salteado de tomates cherry, ensalada de pasta integral y pavo de inspiración griega, entre otras.
Por último, cuidar el método de cocción
Si queremos un plato sano a base de pasta no sólo es fundamental escoger muy bien los ingredientes que componen el mismo sino también, cuidar el método de cocción usado.
La pasta cocinada al dente, es decir, que no pierda firmeza al retirarla del agua de cocción es más difícil de digerir, tiene menor índice glucémico y más almidón resistente que la pasta pasada o a punto, por lo que sacia más y resulta más recomendable en el marco de una dieta sana.
Y si además tenemos la posibilidad de consumir la pasta cocida al dente y enfriada, el almidón de la pasta será aun más difícil de digerir y por ello, más nos saciará y protegerá la salud que la pasta tradicional caliente y pasada de su punto de cocción. La pasta es de los pocos ingredientes que son más sanos fríos (o enfriados) que calientes en nuestra mesa.
Así, podemos consumir pasta al dente en platos calientes o bien, elaborar con esta ensaladas de pasta varias para sumar a nuestra dieta un plato sano a base de este ingrediente que tanto nos agrada pero que tanto suelen insistir en que no es sano.
Ya vemos que no todas las pastas son iguales y que si bien hay opciones poco recomendables, nosotros podemos lograr platos más sanos a base de estas e ideales para incluir en el marco de una dieta equilibrada.
En Directo al Paladar | La mejor forma de cocinar pastas si buscas perder peso
Imagen | Directo al Paladar, iStock y Pixabay
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