Los métodos de cocción que utilizamos condicionan su impacto en nuestra salud
La patata es un alimento cuya reputación se ha modificado con el paso del tiempo, pasando de ser el cultivo ideal a ser un ingrediente que deberíamos evitar en todos nuestros platos. Sin embargo, te mostramos que la patata es la hortaliza perfecta, pero la estamos consumiendo de forma incorrecta.
La historia de la patata
Fue la hortaliza más consumida en Estados Unidos en 1996, año en que había cosechas récords y el gobierno tuvo que pagar a los agricultores para que las regalaran; pero en la actualidad se consume en Estados Unidos 30% menos de patatas que durante el apogeo.
Especialmente, hubo una caída considerable el consumo de patatas frescas y en 2019 el consumo de patatas congeladas superó al de patatas frescas por primera vez, abriendo una brecha que ha seguido ampliándose desde la pandemia (en el año 2020) hasta la actualidad.
Así, la patata que introducida en El viejo mundo ha permitido entre 1700 y 1900 un gran crecimiento demográfico y la rápida urbanización así como un aumento de la altura de los soldados franceses que las consumían, en la actualidad está luchando por no perder la reputación que se merece.
Este cambio ha hecho que en el año 2023 surgieran informes que señalaban que las Directrices Dietéticas Estadounidenses podrían cambiar para desclasificar a las patatas como verdura u hortaliza. El escándalo fue tal que el secretario del Departamento de Agricultura de Estados Unidos se vio obligado en ese momento escribir una carta que desmentía dicho plan.
Así, la reclasificación fracasó en su momento pero la patata ha caído en desgracia de forma espectacular y ahora, es sinónimo de un sistema alimentario industrializado y de una dieta insana que únicamente beneficia a un puñado de empresas.
Los nutrientes de las patatas
Más allá de la mala reputación que ha logrado a lo largo del tiempo la patata debemos saber que su consumo lejos de perjudicar al organismo, puede ser extremadamente beneficioso y así lo demostró Chris Voigt, director ejecutivo de la Comisión de la Patata del estado de Washington, que durante 60 días en 2010 no ha comido nada más que patatas y un poco de aceite, y una vez un poco de zumo de pepinillos, para contradecir con esta dieta inusual la recomendación del Instituto Nacional de Medicina de excluir las patatas blancas de un programa federal de vales para mujeres y niños con bajos ingresos.
Voigt durante los 60 días en los que consumió únicamente patatas no solo bajo de peso, sino que también logró reducir su nivel de colesterol en un 41% y dejó de roncar, demostrando con esto que la hortaliza es altamente nutritiva y que pueden traducirse en grandes beneficios para la salud del organismo.
La realidad es que la patata fresca como tal es una hortaliza rica en almidón, pero fuente de valiosos minerales para el organismo ofreciendo ante todo potasio y magnesio que pueden ayudar a controlar la presión arterial y beneficiar la salud cardiovascular.
Asimismo, la patata es fuente de fibra y de prebióticos que pueden impactar de forma positiva nuestra flora intestinal y contribuir a mejorar el funcionamiento del metabolismo así como también las defensas de nuestro cuerpo.
Como si fuera poco, los estudios señalan que la patata puede ofrecernos fitonutrientes, flavonoides y otras sustancias con acción antioxidante y antiinflamatoria en nuestro organismo.
Unos 100 gramos de patatas aportan alrededor de 75 kilocalorías, ofreciendo hidratos de carbono complejos ante todo y siendo una alternativa perfecta para reemplazar cereales que poseen aproximadamente el triple de calorías que está hortaliza.
Por otro lado, no es menos importante su contenido proteico, ya que un 14% de sus calorías son proteínas vegetales sin casi grasas para nuestro organismo y un 80% de su composición es agua. Por lo que resulta una hortaliza muy saciante que puede también ofrecer almidón resistente, un componente que en nuestro cuerpo puede ser de gran ayuda al momento de perder peso.
La clave: consumir patata de forma adecuada
Aunque hay investigaciones que asocian el consumo de patatas con el riesgo superior de diabetes tipo 2 y también con mayor riesgo cardiometabólico, en todos los casos se resalta que únicamente puede ser perjudicial el consumo elevado de patata y que en gran medida su efecto en el organismo depende de la forma en que la consumimos.
Así, la patata puede ser la hortaliza ideal y de hecho hay estudios que demuestran que si nuestra alimentación es de baja densidad calórica, aunque consumamos muchas patatas, podemos lograr reducir la resistencia a la insulina y promover la pérdida de peso.
Por eso, el error que estamos cometiendo es abusar de los productos a base de patata como por ejemplo las patatas fritas de bolsa saborizadas que no son más que un ultraprocesado de escasa calidad o bien, las patatas fritas que podemos consumir en cualquier lugar de comida rápida.
Asimismo, es importante mirar "el todo" en nuestra dieta, pues quizás las patatas no son responsables de nuestros kilos de más o de nuestra mala salud metabólica sino que están incluidas en una dieta de escasa calidad nutricional y hay mucho más que mejorar que moderar el consumo de esta hortaliza.
Las patatas cocinadas al vapor o hervidas y posteriormente enfriadas que podemos consumir en ensaladas así como esta hortaliza al horno o al microondas, constituyen excelentes alternativas para obtener nutrientes de calidad. Incluso pueden brindarnos buenas proteínas si buscamos ganar músculo y al mismo tiempo, por su riqueza en almidón resistente pueden ser alimentos muy saciantes y recomendables para incluir en una dieta de calidad y lograr de esta forma, deshacernos de los kilos de más.
Evitar las patatas fritas y los ultraprocesados a base de esta hortaliza resulta fundamental para proteger la salud, sin embargo con una cocción apropiada y en el marco de una dieta de calidad las patatas pueden ser la hortaliza perfecta: fáciles de cultivar, resistentes, saciantes y muy nutritivas.
Referencias
- Kumar, D. et al. (2020). Potato Probiotics for Human Health. In: Raigond, P., Singh, B., Dutt, S., Chakrabarti, S.K. (eds) Potato. Springer, Singapore. https://doi.org/10.1007/978-981-15-7662-1_15
- Pratik Pokharel, Cecilie Kyrø, Anja Olsen, Anne Tjønneland, Kevin Murray, Lauren C. Blekkenhorst, Catherine P. Bondonno, Jonathan M. Hodgson, Nicola P. Bondonno; Vegetable, but Not Potato, Intake Is Associated With a Lower Risk of Type 2 Diabetes in the Danish Diet, Cancer and Health Cohort. Diabetes Care 1 February 2023; 46 (2): 286–296. https://doi.org/10.2337/dc22-0974
- Mazidi M, Katsiki N, Mikhailidis DP, Pella D, Banach M. Potato consumption is associated with total and cause-specific mortality: a population-based cohort study and pooling of prospective studies with 98,569 participants. Arch Med Sci. 2020 Feb 11;16(2):260-272. doi: 10.5114/aoms.2020.92890. PMID: 32190135; PMCID: PMC7069422.
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Imagen | Foto de portada: Askar Abayev, foto 1: Polina Tankilevitch, foto 2: Mockup Free.
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