En el artículo de hoy, voy a dar respuesta a una pregunta que me vienen haciendo desde hace bastante tiempo, "¿Por qué tomas el café con sacarina?"
En realidad no es siempre sacarina, sino cualquier edulcorante. Ya comenté en su día que a pesar de su mala fama, el aspartamo es totalmente seguro.
Lo primero que diré es que no lo hago por perder peso, al menos directamente. Más bien lo hago como una medida de control de una ingesta excesiva de azúcar que se ajusta a mis preferencias.
Café dulce, solo y caliente
Me gusta el café dulce, solo y caliente. Muy posiblemente sea por la costumbre, porque desde bien pequeño me tomaba café con leche, al que endulzaba con hasta dos cucharadas y media de azúcar blanco. No está mal. Si a eso le ponemos que me podía tomar (ahora también aunque menos), unos 3 cafés al día, estamos hablando de unos 5gr x 2,5 cucharillas por café x 3 cafés al día = 37,5 gr de azúcar al día. Mirando en mi base de datos de nutrición favorita, esto serían unas 120 Cal por día. Para alguien que entrenaba al fútbol dos veces por semana y jugaba todos los fines de semana, ingerir 120 calorías así, no era mucho problema.
Ahora bien, cuando dejé de jugar al fútbol, aunque salía y salgo a correr, la intensidad de los entrenos no era igual, y entonces sí, 120 Calorías, sumadas al sedentarismo, bollos, etc... ya se empezaba a notar.
El problema es que me seguía gustando el café dulce. Intenté ir reduciendo la cantidad de azúcar, pero hay sensaciones plancenteras muy complicadas de borrar de nuestra memoria. Probé con menos cantidad, y también con azúcar moreno, pero no era lo mismo. Así que me dencanté por los edulcorantes.
Cuando investigué sobre su composición química, más allá de los alarmismos quimiofóbicos, me di cuente que, en realidad, no son más que una forma de engañar a las papilas gustativas. Si ponemos en su lugar una estructura química, cuya forma tridimensional les recuerda al azúcar o mejor dicho al sabor dulce, tendremos el mismo estímulo. Y eso es justo lo que me hizo decantarme por ellos. Quería seguir disfrutando del café dulce.
Y ahora la pregunta, "O sea, que te tomas el café con sacarina, y luego te comes un bollo". Pues sí, un día a la semana me doy un pequeño homenaje y me como un bollo, pero no por eso voy a cambiar el hábito de tomar el café tal y como lo hago siempre. ¿Sería mejor acaso ser "consecuente" y ese día tomar el café con azúcar? Obviamente no.
Causas y efectos de los edulcorantes
Curiosamente, también suelo oír comentarios del tipo "tu que escribes sobre nutrición, ¿cómo es que tomas edulcorantes con lo malos que son?" Suelen ir por la línea de que "producen dolor de cabeza", o "al final acabas engordando más", etc... Todas esas afirmaciones parece que forman ya parte de la cultura popular y realmente o bien no tienen base científica alguna, o bien la evidencia es muy poca.
La realidad es que el consumo de edulcorantes ha crecido mucho en los últimos tiempos, como también lo han hecho las tasas de obesidad a nivel mundial. Pero cuidado con las correlaciones. Lo que ha aumentado mucho es el aumento de calorías en general, y puede que el aumento del consumo de edulcorantes, no sea más que una respuesta, más o menos lógica, a ese deseo por reducir las calorías. Separar el grano de la paja aquí, es muy complejo. También pueden existir efectos perversos del tipo "como tomo todo light, me voy a dar un caprichito", y al final es peor el remedio que la enfermedad.
El caso es que yo me tomo el café con "sacarina" porque me gusta que sepa dulce, y me ahorro unas calorías que me sería muy complicado evitar.
Imagen | Oswaldo Rubio En Directo al paladar | Dime que café tomas y te diré cómo eres En Directo al paladar | Desmontando charlatanes. El café "a prueba de balas"
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