Protegerse del sol, desde dentro

Protegerse del sol, desde dentro
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En estas fechas veraniegas estamos mucho mas expuestos al sol y ya a nadie se le escapa que las radiaciones ultravioletas pueden producirnos muchos efectos negativos para la salud. Por ello se utilizan cada vez más cremas protectoras con un factor de protección más elevado, o complementos externos, como gorros o gafas de sol homologadas. Ahora sabemos también que podemos prevenir y evitar los riesgos de la radiación solar no sólo por fuera, sino también desde el interior del organismo a través de la ingesta de productos naturales que actúan desde el interior de éste.

Es el caso del betacaroteno un pigmento presente en los alimentos de piel roja y naranja como las zanahorias, los melocotones o los albaricoques. Favorece la aparición del bronceado pues es precursor de la vitamina A, esencial para el cuidado de la piel ya que la prepara para su exposición al sol activando su proceso de pigmentación. Pero es que también protege la piel por su efecto antioxidante. Los preparados a base de betacarotenos, además de su acción fotoprotectora, proporcionan una coloración similar al bronceado en las capas superiores de la piel, sin necesidad de exponerse al sol, provocado por su mecanismo de eliminación a través de los poros. Jesús del Pino, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital de la Cruz Roja, de Madrid, cree que pueden ser determinantes para retrasar la aparición de tumores malignos de piel (melanoma) provocados por el exceso de radiación ultravioleta.

Otras dos plantas que han demostrado tener excelentes propiedades en el cuidado frente al sol son la onagra y la borraja. O, mejor dicho, los aceites que se obtienen por presión en frío de sus semillas. Son ricos en ácidos grasos esenciales (llamados así porque el organismo es incapaz de crearlos y debe tomarlos del exterior) de gran poder antioxidante como el linoléico y el gammalinilénico y, por tanto, eficaces en el mantenimiento de la piel, la prevención de su envejecimiento y el tratamiento de alteraciones dérmicas. Los dos sirven para “prevenir la aparición de los procesos inflamatorios o alteraciones de la piel, manteniendo la elasticidad de la epidermis y actuando de forma preventiva contra el envejecimiento cutáneo y la formación de arrugas”.

Consumidos unos 15 días antes de la exposición al sol, actúan como complemento para reforzar la fotoprotección de la piel.

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