¿Pueden ser las etiquetas activas una solución al despilfarro de alimentos?

Esther Clemente

Colaborador

Soy una chica coruñesa, veterinaria de profesión y que por circunstancias de la vida acabé viviendo en Asturias donde llevo ya una buena temporada. Cuando me preguntan por qué me gusta tanto cocinar, siempre respondo lo mismo: "¡Por qué mi madre odia meterse en la cocina!".

En Directo al Paladar llevamos ya unos meses tratando desde distintos puntos de vista el problema del despilfarro de comida, y es que este se ha convertido en un tema que no solo preocupa a los consumidores sino también a la Administración, que incluso ha proclamado el año 2014 como el año europeo contra el despilfarro de alimentos para sensibilizar y concienciar con distintas medidas a la población comunitaria.

Para mejorar la seguridad alimentaria se intenta instaurar otras soluciones alternativas para que se evite en lo posible que la comida acabe en la basura. Una de las medidas que la industria alimentaria cuenta para atacar el problema del despilfarro pueden ser las etiquetas activas. Pero ¿qué son y cómo se utilizan?

Una de las causas principales del desperdicio de alimentos en nuestras casas es la incertidumbre de cuando un alimento abierto ya no es apto para el consumo, así que lo más fácil para nosotros es ante la duda “tirarlo por si acaso”. Existen distintas alternativas para que el consumidor conozca el estado de los alimentos que va a consumir, una de ellas serían las etiquetas activas, que nos ayudan a conocer cual puede ser el estado de un alimento envasado o ya abierto en nuestra nevera o despensa, todo basándose en una serie de parámetros que vamos a conocer.

Los alimentos van sufriendo una serie de cambios internos que hacen que se limite su vida útil y esencialmente es para conocer estas alteraciones para lo que servirían las etiquetas activas, dentro de ellas existen distintos tipos, algunas ya están incorporadas en el mercado y otras todavía están en estudio. Los parámetros capaces de ser controlados por la propia etiqueta gracias a sus componentes electrónicos alimentados por una fuente de energía de a bordo serían, cambios de temperatura, cambios en la concentración de gases, cambios en la humedad y la aparición de microorganismos, entre otros.

Las etiquetas activas que controlan cambios en la temperatura

Funcionan activándose y cambiando su color de manera irreversible cuando el alimento ha sobrepasado su temperatura crítica y también informando durante cuanto tiempo ha sido superada. Así por ejemplo una etiqueta activa dotada de un sensor de temperatura puede ser capaz de predecir la fecha de vencimiento real de un cartón de leche, fecha que puede ser muy diferente de la fecha de caducidad

Las etiquetas indicadoras de cambios de la concentración de gases

Sobre todo de oxígeno y anhídrido carbónico, principalmente para aquellos alimentos envasados en atmosferas protectoras, cambiando también el color para informar de la presencia en exceso de este gas. Pero también existen etiquetas activas que lo que hacen es absorberlo, protegiendo el alimento de cambios de color, sabores rancios y disminución de su valor nutricional. Y es que el oxígeno es enemigo de muchos alimentos y constituye en la industria alimentaria una de las batallas para lograr reducir los daños que este gas produce en ellos.

Las etiquetas activas reguladoras de humedad y la aparición de microorganismos

Se utilizan sobre todo en verduras frescas, con una escala de distintos colores dentro del embalaje que van cambiando de color según el nivel de humedad. O bien incorporando los clásicos saquitos desecantes de silica gel que absorben la humedad en el envase a medida que esta va aumentando. Por último está en estudio las etiquetas activas que detectan la aparición de microorganismos ya que estos producen una serie de reacciones metabólicas que son recogidas por la etiqueta, como cambios en el pH, presencia de amoníaco y otras más.

La consulta de la información de estas etiquetas puede ir desde el sencillo método visual para la determinación de cambios en escalas de colores hasta tecnologías más sofisticadas a través de una aplicación móvil, en donde el usuario al aproximar su teléfono a la etiqueta consigue que en la pantalla de su dispositivo aparezca toda la información relacionada con el alimento.

Con el paso del tiempo me imagino que este sistema se instaurará poco a poco en todo nuestros alimentos envasados para así saber a ciencia cierta si aquello que lleva en nuestra nevera unos días sigue siendo comestible. Seguro que nos sorprenderemos de la cantidad de alimentos que aún se podían haber consumido y que por desconocimiento hemos tirado a la basura. Y tú como consumidor, ¿preferirías comprar alimentos envasados que contaran con este tipo de etiquetas activas?

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