Los hidratos de carbono constituyen el macronutriente energético por excelencia para nuestro organismo y el combustible predilecto de muchos órganos de nuestro cuerpo. Sin embargo, la reducción de este nutriente en muchas ocasiones resulta útil; te contamos en qué consiste una dieta baja en carbohidratos y en qué casos es recomendable seguirla.
Dieta baja en carbohidratos: las claves para su puesta en práctica
En condiciones habituales, la ingesta de hidratos de carbono se encuentra ofreciendo entre el 50 y el 60 por ciento de las calorías diarias. Es decir, que para una dieta de 2000 calorías, se recomiendan alrededor de 250-300 gramos diarios de este nutriente.
Sin embargo, una dieta baja en hidratos requiere la reducción de estas proporciones pudiendo ofrecer entre 30 y 40 por ciento de las calorías diarias.
Así, los hidratos de carbono se reducen considerablemente sin llegar a inducir la cetosis; es decir, sin llegar a ser una dieta keto en donde la proporción de hidratos de carbono se reduce más aun, incluso menos del 10% de las calorías diarias.
No todos los hidratos cuentan
De esta forma, una dieta baja en hidratos es aquella que ofrece menos de este nutriente, de las que en condiciones normales se recomienda consumir cada día. No obstante, resulta clave para beneficiar la salud con su puesta en práctica que los hidratos a ingerir se escojan ad ecuadamente.
Es decir, para llevar a cabo una dieta baja en hidratos se recomienda evitar al máximo los azúcares libres o añadidos así como las harinas refinadas, y moderar o limitar la ingesta de cereales y derivados; siendo la principal fuente de hidratos de carbono las frutas y las verduras que no deben faltar en la mesa diaria.
Proteínas y grasas sanas para compensar
Los hidratos de carbono ofrecerán una menor proporción de calorías a nuestra dieta diaria, por lo que las proteínas magras así como las grasas de calidad compensarán el aporte energético.
De esta forma, podemos obtener entre 25 y 30 por ciento de las calorías de las proteínas y entre un 40 y un 35 por ciento de las calorías derivadas de grasas; siendo recomendable alimentos de calidad como por ejemplo pescados, frutos secos, semillas, carnes magras, mariscos o platos derivados de los mismos.
Estos nutrientes saciarán de forma efectiva junto a la fibra que predomina en una dieta baja en hidratos, y de esta forma las calorías podrán reducirse en el día a día, mientras que el gasto calórico inducido por la alimentación podrá elevarse, de manera tal que esta dieta puede propiciar el descenso de peso.
Utilidades y beneficios de una dieta baja en carbohidratos
Reducir moderadamente los hidratos de carbono en la dieta diaria ha demostrado propiciar la pérdida de peso protegiendo la salud del organismo pues además, cuando la reducción es moderada y no se induce la cetosis o la formación de cuerpos cetónicos la alimentación es segura y sostenible en el tiempo.
De igual forma, una dieta baja en hidratos ha evidenciado en un estudio ser de utilidad para quienes han bajado de peso y desean mantener dicha pérdida en el tiempo evitando efectos rebotes o bien, en quiénes tienen diabetes y desean controlar sus niveles de glucosa en sangre.
Una dieta baja en carbohidratos puede ser aplicable también, a quienes buscan quemar grasa sin condicionar su rendimiento físico y cognitivo cómo puede suceder en casos de restricciones más severas de este macronutriente, especialmente si no se supervisa por un profesional de la salud.
Igualmente, llevar una dieta baja en carbohidratos puede ser beneficioso en todas las etapas de la vida, logrando de esta forma una selección adecuada de los alimentos fuentes de este nutriente, que propicie la saciedad y el control de las ingestas acorde a las necesidades, así como también, que favorezcan una adecuada calidad de la dieta diaria.
Sugerencias para llevar a cabo una dieta baja en hidratos
Si son tus intenciones llevar a cabo una dieta baja en hidratos, resultará de utilidad poner en práctica las siguientes sugerencias:
- Incluir frutas y verduras varias en todas las comidas, especialmente frescas, ya que representarán la principal fuente de hidratos de carbono.
- Evitar al máximo la ingesta de cereales y escogerá siempre que se vayan a consumir opciones integrales o de grano completo.
- Priorizar la ingesta de legumbres y derivados, en reemplazo de los cereales.
- Evitar la ingesta de azúcares libres y añadidos así como también alimentos que los contengan.
- Incorporar fuentes de proteínas magras especialmente huevo, pescado, lácteos y en menor medida, carnes con bajo contenido graso.
- Incluir en la mesa diaria fuentes de grasas insaturadas como semillas, frutos secos, aceites vegetales, pescados azules y otros que compensarán el menor aporte energético de los hidratos y beneficiar la salud.
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