Quesos: diferentes ejemplares y cómo usarlos a favor de la salud

Los quesos son un derivado lácteo de gran popularidad en nuestros platos y de amplio consumo en nuestra mesa, y aunque todos los alimentos son aconsejables en cantidades apropiadas, en el caso de los quesos hay diferentes ejemplares y muchas particularidades según el tipo. Por eso, hoy hablamos de ellos y te contamos cómo usarlos a favor de la salud.

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Tipos y variedades de quesos

Hay muchos tipos y variedades de quesos en el mercado, pero podemos clasificarlos fácilmente y de forma sencilla según su procedencia, es decir, si son quesos derivados de leche de cabra, de oveja, de vaca, de búfala u otro tipo de leche; y también, según su tiempo de curación en frescos, tiernos, semicurados o curados.

Así, podemos hablar de diferentes propiedades de cada queso en función de su tipo o variedad, por ejemplo, dependerá del tiempo de curación el contenido de agua del queso y por ende, su concentración de nutrientes.

A mayor tiempo de curación menor contenido acuoso pero mayor concentración de grasas, minerales, vitaminas, proteína y por supuesto, calorías.

Por otro lado, independientemente de la procedencia los quesos tienen nutrientes semejantes y lo que más los diferencia es su sabor, aroma y textura.

Los quesos frescos conservan gran cantidad de suero de la leche, son blandos y tienen mucha agua, por lo que no se conservan por mucho tiempo sino que caducan rápidamente. Los quesos tiernos tienen una corta maduración y también conservan gran contenido acuoso, mientras que los quesos semicurados y curados reducen notablemente el contenido de agua, son de consistencia más dura, sabor acentuado, más salados y por supuesto, se conserva por mayor tiempo.

También los quesos curados o semicurados poseen más grasas, y superan el 25% de este nutriente, mientras que los quesos frescos suelen tener menor proporción, siendo el requesón y los quesos de untar los que tienen menos de 10% de lípidos, como se puede ver en la clasificación según contenido de grasas que nos ofrece Vitónica.

Los quesos en relación con la salud

Como hemos dicho, hay muchos tipos de quesos y sus diferentes cualidades hacen que podamos usarlos a favor de unas u otras necesidades particulares.

Sin embargo, algunas características comunes a los quesos son su contenido en proteínas y grasas, sobre todo saturadas, pues derivan de leches de origen animal. Además, los quesos también contienen colesterol en cantidades variadas.

Destaca también en los quesos en general la presencia de calcio, potasio, sodio, vitamina A y en menor medida vitamina D.

Ahora bien, en función de las características particulares de diferentes quesos, podemos decir que algunos más que otros pueden usarse en determinadas situaciones, por ejemplo:

  • Para adelgazar: mejor emplear quesos derivados de leche baja en grasas y frescos o tiernos, que al contener mayor proporción de agua no concentran tantas calorías y grasas. Por ejemplo, podemos usar quesos tipo petit, para untar o requesón, o bien emplear quesos frescos, de Burgos, queso bola, queso de cabra tierno o semejantes que contienen menos de un 25% de grasas.

  • Para coger peso: lo ideal es emplear quesos curados o semicurados, pues una pequeña cucharada ya sumará un mínimo de 50Kcal con proteínas y nutrientes de calidad sin agregar mucho volumen.

  • Para intolerancia a la lactosa: todos los quesos sirven para quienes no toleran la lactosa, aunque son más seguros aquellos con mayor tiempo de curación, pues al eliminar gran parte del suero, tienen menos o nulo contenido en este azúcar.

  • Para dietas ricas en calcio: todos los quesos son fuente de este mineral ideal para huesos y dientes, sin embargo, a menor contenido de agua más concentración de calcio, por eso, los quesos curados o semicurados son de mayor ayuda.

  • Para dietas bajas en sodio: para quienes deben moderar la ingesta de sodio a causa de problemas renales, hipertensión o enfermedades cardiovasculares, lo mejor es escoger quesos tiernos o frescos, que son los que menor contenido del mineral poseen, pues los quesos curados con menos agua concentran este nutriente.

  • Para cuidar la salud digestiva: lo mejor en estos casos es escoger quesos suaves, con bajo contenido en grasas, es decir, las alternativas más recomendables aquí serían quesos frescos o tiernos.

Como podemos ver, los quesos pueden estar presentes en la dieta de todo tipo de personas, pues la existencia de diferentes variedades permiten adaptar su ingesta a cada necesidad.

Los quesos al tener proteínas ayudan a incrementar el metabolismo y sacian, por ello, ayudan a adelgazar, también favorecen el mantenimiento de huesos y dientes al contener calcio y vitamina D, y por supuesto, pueden usarse para coger peso, para desarrollar músculos, para dietas con malestares digestivos, entre otras.

Conclusión, los quesos pueden estar presentes en muchos platos y emplearse con diferentes finalidades a favor de la salud del organismo.

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