¿Sabemos lo que bebemos? Coca-Cola y Pepsi eliminarán un polémico estabilizante gracias a la presión popular

Coca-Cola y Pepsi han decidido retirar un polémico estabilizante de algunas de sus bebidas en Estados Unidos gracias a la presión popular, encabezada por Sarah Kavanagh, una adolescente de 15 años de Mississipi, cuya petición en Change.org en diciembre de 2012 alcanzó rápidamente las 200.000 firmas y se hizo eco en la prensa estadounidense.

En aquella carta, Sarah solo pedía la retirada del BVO (aceite vegetal bromado) de la bebida energética Gatorade (del grupo PepsiCo), pues se había asustado tras ver en internet los posibles efectos secundarios de ingerir este estabilizante en exceso y de que también se use como retardante de llama. Ya entonces, Pepsi anunció que retiraría ese aditivo de su bebida para deportistas, pero la noticia es que esta semana, tanto Coca-Cola como PepsiCo han decidido retirarla de todas sus bebidas, entre las que se incluyen Fanta y Powerade (Coca-Cola) y Mountain Dew (PepsiCo).

El BVO está prohibido en Europa

Antes de que saltéis corriendo de vuestros asientos y corráis a la nevera a comprobar si ese aditivo se esconde tras alguno de los E que vemos en la etiqueta, no os preocupéis, el BVO está prohibido en Europa y no se encuentra en ninguna bebida. En su lugar se utiliza goma arábica (E-414), Acetato Isobutirato de Sacarosa (E-444) y Colofonia de Madera (E-445).

En Estados Unidos, sin embargo, este aditivo se emplea desde 1931 como estabilizante para bebidas cítricas, ya que distribuye de forma homogénea el sabor. Desde 1970, la Food and Drugs Administration estadounidense lo califica como "aditivo alimentario intermedio", es decir, que su uso está regulado y limitado a 15 ppm (partes por millón).

Esto se debe a que en su composición contiene Bromo, que es tóxico y se acumula en el cuerpo, por lo que una ingesta excesiva de bebidas que lo contengan puede derivar en problemas nerviosos y dermatológicos. Sin embargo, no hay estudios concluyentes en su contra, y los casos documentados son escasos, siempre de personas que ingerían una cantidad fuera de lo que dicta la cordura (más de dos litros al día) de forma continuada.

Así, por ejemplo, en 1997, un hombre que había estado bebiendo entre dos y cuatro litros al día presentaba síntomas de fatiga, dolor de cabeza, pérdida de memoria y falta de coordinación. En 2003, un hombre que bebió durante meses ocho litros al día de bebidas con BVO, desarrolló hipersensibilidad cutánea. Afortunadamente ambos casos pudieron ser tratados y remitieron tras diálisis y la eliminación de dichas bebidas de sus dietas.

Ante todo, moderación

Nuestro compañero Aitor siempre nos recuerda que la dosis hace el veneno, que hasta el agua puede ser nociva si la ingerimos en grandes cantidades. Es por eso que, ante todo, lo que debe primar es la moderación.

Además, y aunque nos alegramos de que Coca-Cola y Pepsi eliminen un polémico estabilizante gracias a la presión popular, hay que tener en cuenta que, aunque estas bebidas no contuvieran ninguna aditivo que pudiera ser nocivo ni siquiera en grandes dosis, siguen siendo bebidas azucaradas y carbonatadas, que deben de ser una excepción en nuestra dieta si queremos mantener una alimentación equilibrada.

Imagen | Steve Snodgrass
En Directo al Paladar | Nace AECOSAN, la Agencia Española de Consumo, Seguridad alimentaria y Nutrición

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