La vitamina K es una de las vitaminas más apreciadas debido a su función básica, ayuda al mantenimiento de la coagulación de la sangre. Esta vitamina del grupo de las liposolubles permite evitar hemorragias, además, algunos estudios sugieren que ayudan a tener los huesos fuertes en la vejez.
Esta vitamina tiene dos variantes naturales, la K1 que proviene de los vejetales de hoja verde oscura, de los aceites vegetales, de los cereales integrales, los tomates, el hígado, etc. La K2 la producen las bacterias intestinales y la K3 es una variante sintética que duplica el poder de las otras dos, y generalmente se suministra a personas que por problemas intestinales de absorción, que toman alimentación parenteral o que siguen un tratamiento que interfiere en su asimilación, no metabolizan adecuadamente la vitamina K natural.
Los alimentos que mayor aporte de vitamina K nos proporcionan son la col, la alfalfa germinada, la lechuga, las espinacas, la coliflor, el germen de trigo, el aceite de girasol, el hígado y también carnes como el cordero, la ternera y el pollo.
Como siempre, para obtener todos los nutrientes necesarios para nuestro organismo, llevar una dieta variada es la mejor opción.
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