Hacer fotos a la comida no es fácil. Puede que te haya salido un plato digno de un chef con más estrellas Michelín de las que tú ves por la noche en el cielo y, aún así, que al hacer la foto parezca una gachamiga (con todo el respeto por la gachamiga).
Para ayudarnos en tan árdua tarea, hemos elegido siete cámaras compactas para fotografiar la comida sin gastar demasiadas energías (ni dinero), que el resultado se más que digno, y sin tener que ir siempre cargando con una cámara réflex
Obviamente, la cámara no lo es todo, que como decía el famoso Ansel Adams, el componente más importante de la cámara son los 30 centímetros tras ella, pero algo ayuda.
Compactas económicas
Si nuestro presupuesto es más bien ajustado, una cámara compacta de calidad puede ser una buena solución para hacer fotos a la comida. Como ventaja: la podremos llevar a todas partes.
A cambio, será más complicado conseguir ese bonito "desenfoque" que tanto nos gusta con la comida. También tendremos un peor comportamiento en situaciones de baja luminosidad, como en restaurantes de moda y similares, que parece que quieren ahorrar en luz.
En este tipo de cámaras es imprescindible comprobar que disponen de modos manuales, para poder controlar bien la exposición de la foto. Estos dos modelos son de los más económicos que los incluyen:
- Sony DSC-HX60 con 20.4 MP y muy buen zoom óptico, por 216 euros.
- Panasonic DMC-TZ57 con 16 MP y también buen zoom y controles manuales, por 212 euros.
Compactas de alta gama
Pasamos al siguiente nivel, con cámaras que siguen siendo compactas pero llevan en su interior a una bestia parda. Suelen tener objetivos luminosos y de gran calidad, que nos permiten hacer fotos en bajas condiciones de luz, y también muchos botones para que sea fácil manejar los modos manuales.
Estas son nuestras sugerencias:
- Sony DSC-RX100M2, destaca por su gran sensor de 1" (muchísimo para una compacta) y un objetivo muy luminoso f/1.8. Cuesta 540 euros, aunque los modelos más recientes, como la RX100V superan los 1.000 euros.
- Canon G7X Mark II, con un sensor también muy grande para una cámara compacta, de 1", y un objetivo muy luminoso. Su precio, 632 euros, aunque el modelo Canon G9X (que aunque confunda, no es tan bueno) cuesta 487 euros, si bien sacrificamos algo de luminosidad y zoom.
Cámaras compactas de objetivos intercambiables
Si queremos dar un paso más en cuanto a versatilidad y calidad, aunque eso implique un mayor gasto y también una cámara más voluminosa, el siguiente paso son las cámaras compactas de objetivos intercambiables, también conocidas como EVIL.
Dependiendo del modelo, tienen un cuerpo bastante compacto con un sensor más grande todavía, y disfrutan de una amplia gama de objetivos también compactos para cada situación.
La mayor ventaja de estas cámaras es que estos objetivos nos ofrecen muchas posibilidades fotográficas, y podemos escoger aquellos que mejor se adaptan a la fotografía gastronómica. Por eso, en las recomendaciones incluimos no sólo la cámara, sino también el objetivo. Estas son las más económicas:
- Sony A5000, con sensor APS-C de 20 MP y una gran variedad de lentes. Cuesta 349 euros con un objetivo 16-50mm f/3.5-5-.6 que está muy bien, pero nuestra recomendación es añadir un 50mm con f/1.8 por 278 euros, que es perfecto para fotografía gastronómica, y si queremos tirar la casa por la ventana, el FE 28mm Macro f/2 que cuesta 430 euros.
- Panasonic Lumix GM5, con 16 MP y un objetivo 12-32mm muy interesante, por 612 euros, aunque el objetivo que nos interesa es bastante caro, un 42mm con f/1.7 que cuesta 421 euros.
- Canon EOS M10, con 18MP y un buen elenco de objetivos a elegir. El cuerpo cuesta 274 euros, y podemos añadirle o bien un objetivo EF-M 28mm f/3.5 Macro por 332 euros o el clásico EF 50mm F/1.8 por 126 euros que se puede usar con un adaptador.
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