El bocadillo más famoso de Villaverde Alto (Madrid) lleva morcilla, oreja y salsa brava. Exige cuatro horas de siesta, pero merece la pena

El bar La Morcilla, en Villaverde Alto, es una institución del barrio, en el que la plancha no descansa

Villaverde es uno de los pueblos históricos que, como Vallecas o Vicálvaro, fue absorbido por la ciudad de Madrid a medida que esta crecía de forma incontrolable. En concreto, el barrio de Villaverde Alto ocupa el casco histórico del antiguo municipio y conserva en gran medida un aire de pueblo que ha desaparecido casi por completo en la mayoría de barrios de Madrid.

Pocos son los madrileños de otras partes de la ciudad que se acercan por allí, pero es en estos barrios donde se esconden algunos de los mayores secretos gastronómicos de una ciudad que, M-30 para dentro, ha sido invadida por franquicias y bares de diseño sin personalidad alguna.

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De La Morcilla, uno de los bares más famosos de Villaverde Alto, se pueden decir muchas cosas, pero desde luego no que le falta personalidad. Y, como todos los buenos bares, tiene una especialidad que brilla con luz propia: el bocadillo “mixto”, de oreja, morcilla y salsa brava, a un precio imbatible de 4,10 euros.

En la plancha de La Morcilla se amontona la oreja sin orden ni concierto.

La plancha más concurrida del barrio

Situado en el número dos de la calle Alberto Palacios, el minúsculo local siempre está lleno de vecinos del barrio que vienen a por cañas o botellines de Mahou, acompañados siempre, en la primera consumición, de una tapa de oreja con morcilla.

A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de bares, que compran la oreja ya cocida y adobada, en La Morcilla cuecen al día uno o dos perolos gigantes de oreja de cerdo, con 60 kilos cada uno. La oreja va luego a la plancha y se acompaña siempre de una salsa secreta, parecida a la salsa brava, pero que no pica.

La morcilla, al estilo de León, sin embutir, también es casera. Como allí, se mantiene en una sartén y se pasa por la plancha antes de servirse.

El trifásico incluye las tres especialidades del local: morcilla, oreja y entresijos. Una ración que no flota en el espacio.

La plancha no está hecha para estómagos delicados. Allí se amontonan la morcilla y la oreja, que se va solidificando, lo que es parte de su gracia, pues los sabores se concentran.

Junto a la plancha, en una sartén enorme, se fríen constantemente entresijos, la parte del intestino delgado del cordero, tan típica de Madrid, pero que cada vez se ve en menos bares. Se sirven también en bocadillo (con o sin morcilla u oreja) o en una de las raciones más famosas del bar, el trifásico, que incluye las tres especialidades al módico precio de 8,95 euros (5,15 la media ración).

El bar tiene otras tapas como los zarajos (4 euros la unidad), las patatas bravas o el lacón con patatas, pero allí va todo el mundo a comer morcilla y oreja. Y no es para menos. Ya casi no quedan sitios así en Madrid y hay que cuidarlos. Aunque después de ese bocadillo haya que echarse cuatro horas de siesta.

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