Almorzar, se almuerza en todas partes, pensarán algunos. Pero, amigos, en ninguna parte como en la Comunidad Valenciana se rinde semejante pleitesía a la vieja costumbre de quebrar la mañana con un opíparo festín, de esos que siempre se alargan un poco más de lo debido. El esmorzaret, más que una comida, es una cultura, puesto que en ella se concentra la quintaesencia del carácter valenciano.
Es una celebración del exceso barroco, el gusto por la tertulia y el hedonismo sin excusas. Un ritual sagrado que se repite cada día en todos los rincones de las tres provincias del territorio. Entre las 10 y las 12 de la mañana, a la mayoría de los valencianos "se les cae el boli de la mano" y se lanzan a los bares haciendo "convoy" con los amigos. Se come, se habla, y después se paga a escote y cada uno vuelve a sus menesteres.
Raíces rurales
La cultura del esmorzaret vive en estos momentos un momento dulce de reivindicación identitaria, aunque lo cierto es que es su origen histórico no está en las ciudades, sino en el campo. El almuerzo era el momento del merecido descanso para los agricultores de la huerta que trabajaban de sol a sol y necesitaban reponer energías antes de volver a coger la azada. Acudían al bar del pueblo más cercano con su bocadillo, y lo único que pagaban al mesero era la bebida y la picaeta, compuesta generalmente por aceitunas, salazones, cacaus del collaret o altramuces (tramussos).
La clase obrera trabajadora de las ciudades heredó esta costumbre, lo que explica que los principales templos del esmorzaret sean por lo general bares comunes y corrientes, muchos de ellos situados junto a carreteras o en polígonos industriales. En este tema que nos ocupa no existen las tostadas con aguacate ni los huevos benedictinos. Esto va de bocadillos descomunales, manos llenas de churretes y precios populares. El coste medio de un esmorzaret oscila entre los 5 y los 6 euros.
Al fanático del esmorzaret probablemente le den alergia los muebles de diseño y los camareros que parecen sacados de una revista de tendencias. Le interesa más aquel local donde se pueda aparcar sin problemas y el servicio sea eficiente y rápido (este punto es esencial durante los días laborables, como es lógico). Durante los fines de semana, nuestro fanático está más que dispuesto a recorrer una buena tanda de kilómetros en coche, bici o moto con el objetivo de regalarse una Grande Bouffe en un bar perdido a saber dónde, pero con buena reputación "almorceril".
Los elementos básicos
Concretemos. ¿En qué consiste realmente un esmorzaret? Digamos que es una especie de cajón de sastre en el que caben todas las combinaciones imaginables de ingredientes, aunque su versión más común es aquella protagonizada por un buen bocadillo atiborrado de chicha, acompañado de un rosario de guarniciones.
Entre ellas no deben faltar las aceitunas (a ser posible partidas), un surtido de salazones (herencia de los romanos), altramuces (tramussos) y cacaus del collaret, que son una variedad autóctona de cacahuetes que llevan dos granos por vaina y resultan mucho más sabrosos que los que solemos encontrar en el mercado debido a que contienen una mayor concentración de grasa. En los locales con más solera, la picaeta te espera en la mesa antes de que termines de coger asiento.
El catálogo de bocadillos de esmorzaret es inabarcable, pero los más populares son: el Almussafes (sobrasada, cebolla pochada y queso); Pepito (el nombre se debe al tipo de pan. Puede venir relleno de pisto y pasado por huevo en la freidora -como lo preparan en Casa Mundo-, o relleno de entrecotte con el pan a la plancha con mantequilla -al estilo Aquerium-); el de carne de caballo; el de calamares con mahonesa; el de esgarraet (deliciosa mezcla de pimientos asados, bacalao desmigado y ajo); el Blanco y Negro (longaniza y morcilla) o el Chivito (bacón, lomo de cerdo, huevo, lechuga, mahonesa).
¿Y de beber? La reina suele ser la cerveza, el vino de la casa con gaseosa o llimonà y el vermú. Simple y sencillo.
El banquete se corona con un café *creamet cuya función es la de ponerle a uno en órbita de nuevo, ya sea para volver al trabajo o para seguir la sobremesa con los amigos dándole a la mistela o a la cazalla.
El cremaet, artefacto inventado en tierras castellonenses, no debe nunca confundirse con el carajillo clásico. Es distinguible a simple vista por su estratificación en tres niveles, y es que la tradición dicta que se sirva en vasos de cristal para lucir el brebaje. Primero se vierte ron (o brandy) -color transparente- y se le prende fuego. Después se añade el café -capa marrón oscura- y por último la crema -capa color beige-. Este tipo de café se adereza con canela, limón, un par de granos de café y una enorme cantidad de azúcar que despertaría la ira de cualquier dietista.
¿Habíamos comentado que el esmorzaret no es una comida apta para espíritus melindrosos?
En busca de los mejores almuerzos
Liderado por el crítico gastronómico Paco Alonso, buque insignia de la cultura del esmorzaret, un grupo de expertos en el tema ideó el año pasado un curioso buscador virtual de aquellos restaurantes y bares donde mejor justicia se hace a la comida preferida de los valencianos.
En este mapa se puede filtrar el rastreo por categorías tan curiosas como "bar de currito" o "bar de señorito". También se puede escoger entre bar tradicional, "almuerzódromo", "Dos ruedas" (para indicar aquellos que son parada habitual de ciclistas, motoristas y transportistas) o "Sección Cacau D'Or", que son aquellos locales han sido galardonados en el concurso que organiza Amstel cada año, que son como las estrellas Michelin del esmorzaret. En cualquier casi, si tuviéramos que destacar algunos de los bares más populares en este campo, tendríamos que citar los siguientes:
La Pascuala
C/ Doctor Lluch, 297-299. Malvarrosa (Valencia)
Un clásico imprescindible del esmorzaret valenciano. Bodega situada en el barrio del Cabanyal donde no se andan con bromas. Aquí los bocadillos son barras de cuarto enteras. El más demandado, la brascada de carne de caballo, jamón a la plancha y cebolla, o el Republicano, con dos unidades de longaniza, dos morcillas, y dos chorizos, en compañía de patatas y all i oli.
Rausell
C/ Ángel Guimerá, 61 (Valencia)
Podría encuadrarse dentro de los "bares de señorito", para los que buscan un almuerzo de altos vuelos, con producto de primerísima calidad. Aquí no se cumple el axioma de los 5-6 euros de precio medio, pero la experiencia vale la pena. Es una de las mejores barras de la ciudad.
Bar Alhambra
C/ Calixto III, 8 (Valencia)
Para los amantes de la tortilla de patata. Desde hace tres décadas, Benito Bazán y Placen Benáges preparan las mejores de la ciudad (no muy cuajadas, por supuesto). Además son un espectáculo para la vista (cada una de ellas lleva nada menos que 32 huevos y pesa dos kilos y medio).
Marvi
Calle Santos Justo y Pastor, 14 (Valencia)
Un esmorzaret mestizo, con guiños a la gastronomía gallega. Los propietarios de este local, originarios de Ourense, se distinguen de los demás por incluir el pulpo a feira y el lacón cocido en sus almuerzos.
El Pastoret de Náquera
Carrer Pi del Salt, 10. Náquera (Valencia)
Uno de los preferidos de los aficionados al ciclismo, al ubicarse en una zona montañosa con preciosas rutas de senderismo. Son famosos por el tamaño y la "sobrecarga" de ingredientes de sus entrepans.
Les Tendes
Avenida del Mar, 59. Almàssera (Valencia)
Otro imprescindible, ubicado en una antigua alquería.
Ca Pere
C/ Uno – Pol. Ind. La Mina. Nules (Castellón)
Emplazado en un polígono industrial, entre fabricas de azulejos y naranjos. El secreto de su éxito está en la brasa y la variedad de producto que ofrece a su fiel clientela. Puesto que estamos en Castellón, aquí encontramos el creamet en su mejor versión.
Ka Tere
Camí de la muntanya, 1. L’Alcudia (Valencia)
Según los entendidos, los almuerzos de Ka Tere son imbatibles. Generosos y variados.
Hostal Llácer
Avenida del Mar, 37 La Xara (Alicante)
Local amplio y muy popular que lleva gestando su prestigio desde los años setenta. Su especialidad son las cocas recién hechas, que se desaparecen de la vitrina a los cinco minutos de salir del horno. Las hay de todo tipo: de aceite y sal, de pisto, de longaniza y morcilla, de habitas, cebolla y guisantes...
Fotos | Barhunter & Foodlover Esmorzaret- El Pastoret de Nàquera - Instagram
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